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sábado, 11 de diciembre de 2021

Kristina “Kika” Dukic, se suicidó por el constante bullying



                                                                                        

La streamer y gamer tenía 21 años y llevaba años soportando ataques. Kristina “Kika” Dukic fue encontrada muerta en su casa de Belgrado, la capital serbia, el 8 de diciembre, tras sufrir años de ciberbullying.

                                                                                        

FUENTE

El suicidio de la joven, que tenía más de un millón de seguidores en Instagram, YouTube y Twitch, fue confirmado por su madre Natasa Dukic en una historia de Instagram en la que reveló el calvario que atravesaba “Kika”.

“Este será un momento difícil para todos nosotros y todo lo que podemos hacer es mantener su memoria viva. Te queremos Kika y te extrañamos más de lo que las palabras pueden explicar. Si tienes pensamientos suicidas o sufres de depresión, por favor habla con alguien, no estás solo”, escribió su madre.

Kristina "Kika" Dukic tenía más de un millón de seguidores en Instagram, YouTube y Twitch (@kikax3)

Una de las amigas más cercanas de la influencer, Mira Vladisavljevic, también confirmó la noticia al tabloide serbio Telegraf: “Ocurrió algo terrible. Hago un llamado a todos los medios de comunicación para que informen cuidadosamente sobre este caso y sobre la chica que luchó contra el bullying durante cinco años”.

Dukic llevaba meses dejando pistas en sus publicaciones sobre la pesadilla que atravesaba hace años. Contaba que le dejaban cientos de mensajes de odio. Que criticaban cruelmente su aspecto físico. La acusaban de someterse a cirugías estéticas e, incluso, recibía ataques de otros famosos serbios.

Su familia confirmó que la influencer sufría una campaña terrible de ciberbullying, con trolls que le enviaban mensajes de odio en sus páginas de redes sociales.

En uno de sus videos, Dukic hablaba de su situación y revelaba que sentía que todo lo que hacía no era suficiente para los demás. Mirando a cámara, angustiada, dijo que solo quería ser feliz.


Dukic era muy popular en Instagram, donde compartía sus salidas con amigos y parte de sus actividades diarias (@kikax3)


The Sun revela que uno de sus principales críticos de la influencer fue el gamer serbio Bogdan Ilic, conocido como Baka Prase, que tiene más de un millón de seguidores en Instagram. Fue justamente él quien atacó a la youtuber de manera explícita en el medio local Republika. La acusó de falsa y de buscar el golpe bajo con sus videos. Las declaraciones de Ilic se transformaron casi en un mandato para sus miles de seguidores que bombardearon con mensajes de odio todas las cuentas de la redes sociales de Dukic. La atacaban por su aspecto físico, por cómo se expresaba, e incluso recibió cientos de mensajes que le decían: “Mátate”.

Bogdan, sin embargo, negó cualquier tipo de enemistad con la youtuber, afirmó que habían tenido una conversación recientemente y expresó su tristeza por su muerte. “Siento lo que ha pasado. Siento no haber anunciado que nos habíamos reconciliado y que éramos amigos”, declaró. Y agregó: “Lo siento porque la gente no sabe la razón y señala con el dedo. No le dan paz y respeto a los muertos, solo para conseguir unos cuantos likes, para cumplir con su deseo de venganza y de la manera más fea posible”.

La influencer llevaba cinco años recibiendo ataques en las redes sociales (@kikax3)

Dukic era conocida sobre todo por sus contenidos sobre los videojuegos “Counter-Strike: Global Offensive” y “League of Legends”. Había comenzado su carrera en las redes en 2015, como especialista en el juego de bloques de construcción “Minecraft”, pero también publicó vlogs y videos en su canal de YouTube. La influencer era una de las mejores jugadoras de “CS:GO” de Serbia, según el sitio especializado Game Rant, y había alcanzado el nivel semiprofesional. Recientemente había vuelto al streaming en Twitch después de un largo descanso y se centraba en “League of Legends”, con el objetivo de llegar a un nivel competitivo.

Además, era muy popular en Instagram, donde compartía fotos de su vida cotidiana haciendo ejercicio o saliendo con amigos.

El funeral de la joven se realizará en uno de los mayores cementerios de Belgrado, en Lešće, el 14 de diciembre.



11 de diciembre de 1987: Atentado de la ETA provoca 11 muertos


                                                                                        

El 11 de diciembre 1987, en España, la ETA realiza un atentado en la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza, matando a 11 personas (entre ellos 5 niños) e hiriendo a más de 40.

                                                                                        




El atentado contra la casa cuartel de Zaragoza se produjo el 11 de diciembre de 1987 en la ciudad de Zaragoza (España) y fue perpetrado por la organización terrorista ETA. Consistió en la explosión de un coche bomba con unos 250 kg de amonal estacionado junto a la casa cuartel de la Guardia Civil de la ciudad, ocasionando 11 muertos (entre ellos cinco niñas) y 88 heridos, la mayoría de ellos civiles.
La autoría de la matanza de Zaragoza correspondió al Comando Argala, un comando itinerante de la organización terrorista compuesto por ciudadanos franceses que regresaban a Francia tras la comisión de los atentados, al no tener las autoridades españolas jurisdicción en territorio francés. Años más tarde, entre 1989 y 1992, fueron detenidos tanto los autores materiales como los intelectuales del atentado en varias operaciones policiales.




Monumento a las víctimas

jueves, 25 de noviembre de 2021

25 de noviembre de 1578: Maltrato de aborígenes americanos por la Iglesia


El 25 de noviembre de 1578, en Madrid (España), Felipe II ordena a los obispos americanos que reprendan a los clérigos que maltratan a los indios.




Memoria

Ahí está, si no, la memoria femenina y racializada de la conquista y la colonización, que de un tiempo a esta parte está volviendo con furia. Mujeres esclavizadas que eran violadas para, una vez embarazadas, venderlas a mejor precio. Harenes forzosos que podían llegar a estar formados por hasta 20 nativas –«las tienen en hierros y las azotan y trasquilan para que hagan su voluntad, y como todos son de la misma opinión se tapa y disimula todo», denunciaba el religioso Luis Morales–. Bebés arrancados de la teta de la madre y arrojados contra las piedras. Jóvenes ofrecidas como señal de cortesía por los caciques.
Y miles de violaciones, algunas de ellas documentadas con banalidad y pulso forense por «los blancos de sangre pura que se situaron –mantiene el investigador Gerardo León Guerrero–en la cúspide de la jerarquía social» y dispensaron a 'los otros' trato de residuo. Ahí va una de Michele de Cuneo, amigo y compañero de Colón en su segunda expedición. «Estando yo en la barca tomé una 'cambala' bellísima que me regaló el señor almirante (Colón). Cuando quise poner en ejecución mi deseo, ella se opuso y se defendió con las uñas (...) Eché mano de una soga y le di una tunda que no os podéis imaginar los gritos que profería. Finalmente nos pusimos tan de acuerdo que solo os diré que parecía entrenada en una escuela de rameras». (Seguir leyendo)


miércoles, 24 de noviembre de 2021

¡Felíz cumpleaños, maestro!

N. de la R.: Artículo publicado días antes del fallecimiento del maestro.

Quino cumple 88: vive mirando a los Andes, sigue las noticias y festejará con pastas y vino tinto.
El creador de Mafalda está rodeado por sus sobrinos una casa que da a la cordillera de los Andes. Lo homenajean con un film, mensajes en las redes sociales y carteles callejeros.


FUENTE:  Diario Clarín

Cuenta Quino que cuando era pequeño no se festejaban los cumpleaños. Cincuenta años después, el día de su nacimiento pasó a ser una gran celebración. Alicia Colombo, quien fue su compañera de vida, reunía a la familia y los amigos. Abrazos, brindis y música de Los Beatles para homenajear al creador de Mafalda​. El tiempo es veloz. Hoy Quino cumple 88. Nada volverá a ser igual. Vive en Mendoza, su ciudad natal, acompañado y cuidado por sus sobrinos.
La pandemia lo sorprendió como a todos y no podrá reunir al resto de la familia que vive en Buenos Aires y Chile. Igual habrá festejo. El Ministerio de Cultura de su provincia tiene preparado un abrazo virtual con anécdotas y mensajes de aliento que han dejado sus amigos y admiradores. La celebración familiar, en su casa de Chacras de Coria, será más íntima y de placer mundano: pasta seca italiana, vino tinto y torta de hojaldre con dulce de leche.
Suena Yellow Submarine. Joaquín Salvador Lavado Tejón, el maestro Quino, está en el comedor de su casa. En un barrio cerrado, con grandes ventanales que dan a un jardín y con vista a la cordillera de los Andes. En la pared del comedor hay un retrato de su adolescencia, un regalo de su tío Joaquín Tejón, el pintor que inspiró su vocación de dibujante. Sus personajes entrañables asoman en una estantería, una colección en miniatura de Mafalda y sus amigos. Uno al lado del otro.
El sol de la siesta eleva la temperatura de un invierno helado, con mucha nieve en la cordillera. Quino está listo para dar su paseo diario por las calles del barrio. Lo acompaña uno de sus sobrinos porque tiene que usar silla de ruedas por problemas de circulación en sus piernas y un glaucoma que le ha afectado la visión. Más allá de esas dolencias propias de la edad, está bien de salud y de ánimo. “Le gusta escuchar noticias en la radio y la TV. Pide que le leamos los diarios de Argentina y de España. Sigue muy interesado en la política internacional”, dice el sobrino Diego Lavado, abogado especialista en Derechos Humanos, y quien más tiempo pasa con Quino.

Cuando sus sobrinos le contaron lo que ocurría con la pandemia del coronavirus​, creyó que era mentira, una broma.


Otra sobrina, Julieta Colombo, es la representante de su obra. Lo mantiene al tanto y lo consulta sobre reediciones y lanzamientos en nuevas lenguas de sus libros. Desde 2012 que el maestro no dibuja, afectado por sus problemas de vista. Sin embargo, sigue vigente. Las últimas recopilaciones han sido la traducción de Mafalda en guaraní, armenio y braille; y las tiras feministas Femenino y singular.

El abrazo virtual de los mendocinos

El documental, Quinopedia, es un buscador interactivo que recorre lugares, momentos y anécdotas sobre la vida de Quino. Es el primero de una serie de homenajes a grandes artistas mendocinos, entre los que están Liliana Bodoc, Carlos Alonso y Julio Le Parc​. Cada capítulo dura 30 minutos.
El estreno de Quinopedia es este 17 de julio, a las 21, a través de la plataforma gratuita Mendoza en casa y el canal estatal Acequia. Durante los días previos, los seguidores de Quino subieron saludos en www.quinopedia.com.
Esas muestras afecto se han transformado en mensajes virales en las redes sociales y en cartelería en la vía pública. También sus sobrinos han recibido saludos grabados de sus fans, entre los que hay mensajes de los dibujantes Tute y Rep para Quino.
El ciclo documental es dirigido por Mariano Donoso y producido por el Ministerio de Cultura y Turismo de Mendoza. Los capítulos dibujan un mapa donde se cruzan imaginarios, búsquedas y posiciones en el mundo de cada artista homenajeado. El creativo José Bahamonde asume el rol de protagonista y entrevistador en cada episodio. La narración arranca en plena cuarentena​, donde el relator de la historia decide generar contenidos digitales para bucear en la obra de estos seis artistas.



Un trotamundo

Quino ha vivido en distintas ciudades. En 1975 se exilió en Milán, Italia, donde ya era reconocido por su obra. Recién volvió de visita a la Argentina en 1981. En 2001, se instaló en Madrid pero retornaba por varios meses al año a Buenos Aires. De a poco fue quedándose más en su departamento en la zona de Retiro hasta que Alicia falleció el 4 de septiembre de 2017. Dos meses después, Quino volvió a Mendoza, la provincia que había dejado a los 22 años para dedicarse a la ilustración.“Desde los 70 años, religiosamente, festejaba su cumpleaños en Mendoza”, recuerda Diego. Venían sus hermanos mayores Roberto y Cesareo (ya fallecidos), sus sobrinos y sobrinos nietos. “Éramos como 30. Quino decía que nunca le habían festejado el cumpleaños de chico, que pasaba como un día más. Pero, la verdad, le gustaba mucho”,  describe el sobrino.
Ya Quino no se encierra en su pieza con el tablero de dibujo. Pero sigue con algunas costumbres bohemias, prefiere acostarse tarde y no madrugar. De sus hábitos, añora ir al cine y leer. Un amigo editor en España le ha enviado El Quijote en audio libro y ha comenzado a escucharlo.
Cuando sus sobrinos le contaron lo que ocurría con la pandemia del coronavirus​, creyó que era mentira, una broma. “Qué barbaridad”, repetía. Recién notó el impacto del aislamiento cuando tuvo que cortar con todas las visitas, hasta la de su terapeuta y su kinesiólogo que venían todas las semanas. “Nos pedía saber qué estaba ocurriendo en Italia, se sentía muy afligido por la cantidad de muertes”, dice Diego.
Sobre el presente de Quino, sus sobrinos aseguran que se siente mimado. Al no tener hijos, mantuvo una relación estrecha y afectuosa con ellos. Diego cuenta que el historietista ha sido el tío canchero que traía las novedades de Europa: “Nos hizo escuchar por primer vez a los Beatles, y nos compró el álbum blanco cuando vivíamos en San Rafael”. Su hermano Guille, quien inspiró al hermanito de Mafalda, es músico de la Sinfónica de Santiago de Chile, y uno de los que lamenta no poder acompañar a su tío en el festejo de hoy.
Quino proviene de una familia longeva. Su tío Joaquín Tejón vivió hasta los 99 años y uno de sus hermanos, Roberto, alcanzó los 90. “Lo vemos muy bien de salud. ¡Tenemos Quino para rato!”, augura Diego. Y ojalá así sea.







30 frases inmortales de Quino

«Es curioso, uno cierra los ojos y el mundo desaparece.»

«¿Bueno y cómo hace uno para pegarse una curita en el alma?»

«Si vivir es durar, prefiero una canción de los Beatles a un Long Play de los Boston Pops.»

«¿Por dónde hay que empujar a este país para llevarlo adelante?»
«Trabajar para ganarse la vida, ¿pero por qué esa vida que uno se gana tiene que desperdiciarla en trabajar para ganarse la vida?»
«Comienza el día con una sonrisa, verás lo divertido que es ir por ahí desentonando con todo el mundo.»

«¡Sonríe! Es gratis y alivia el dolor de cabeza».

«No es que no haya bondad, lo que pasa es que está de incógnito.»

«¡Que levanten la mano los que estén hartos de ver el mundo manejado con los pies!»

«La vida no debería despojar a uno de la niñez sin antes darle un buen puesto en la juventud.»

«Los diarios inventan la mitad de lo que dicen. Y si a eso le sumamos que no dicen la mitad de lo que pasa resulta que los diarios no existen»

«Dicen que el hombre es un animal de costumbres, más bien de costumbre el hombre es un animal.»

«Como sigamos así, este país se va a ir al extranjero.»

«La cosa es tomar lo artificial con naturalidad».

«No es cuestión de romper las estructuras, sino de saber qué hacer con los pedazos.»

«El hombre poco a poco ha ido logrando dar rienda suelta a su libertad de limitarse».

«Sería lindo despertar un día y encontrarse con que la vida de uno, depende de uno».

¡La sopa es a la niñez lo que el comunismo es a la democracia!»
«Una cosa es un país independiente y otra un país In the pendiente.»

«¿Y si antes de hacer lo que tenemos que hacer, empezamos por lo que tendríamos que haber hecho?»

«Los diarios  inventan la mitad de lo que dicen. Y si a eso le sumamos que no dicen la mitad de lo que pasa resulta que los diarios no existen».

«¿Y si en vez de planear tanto voláramos un poco más alto?»
«La vida es linda, lo malo es que muchos confunden LINDO con FÁCIL.»

«¡Y todo porque los hijos nacemos cuando los padres ya coparon el poder en el hogar!»

«Paren al mundo, que me quiero bajar»

«La justicia vence siempre, pero nunca nadie levanta los pagarés»
«¿Y por qué habiendo mundos más evolucionados yo tenía que nacer en éste?»

«Tenemos hombres de principios, lástima que nunca los dejen pasar del principio»

«El mundo está enfermo, le duele el Asia».


“No es cierto que todo tiempo pasado fue mejor. Lo que pasaba era que los que estaban peor todavía no se habían dado cuenta…»



sábado, 16 de octubre de 2021

16 de octubre de 1998: Detienen en Londres a Pinochet


El 16 de octubre de 1998, en Londres, el senador y exdictador chileno Augusto Pinochet es detenido por orden del juez español Baltasar Garzón.




El 16 de octubre de 1998, estando de viaje en Londres, Augusto Pinochet fue detenido en virtud de una orden de captura emanada por el juez español Baltasar Garzón, quien buscaba someterlo a juicio por los asesinatos de varios ciudadanos españoles ocurridos durante la dictadura. Las apelaciones presentadas por la defensa de Pinochet corrieron diversa suerte, hasta que el 2 de marzo de 2000, el Ministro del Interior británico resolvió liberarlo por razones humanitarias, debido a su estado de salud. Ese mismo año, ya de regreso en Chile, el senador debió enfrentar un proceso de desafuero por el caso Caravana de la Muerte que llevaba el juez Juan Guzmán. Aunque finalmente fue desaforado, el proceso fue sobreseído por razones de demencia senil en 2002. Revocado el sobreseimiento en 2004, el procesamiento fue dejado sin efecto en 2005. Ese mismo año, fue nuevamente procesado, esta vez por el caso Operación Colombo. (F)







domingo, 10 de octubre de 2021

Otra de Blogger




No entiendo qué pasa con Blogger

Hace un año nos obligó a una interfaz nueva y todos los días los blogueros tenemos un problema diferente.
El último (y ya lleva tres días sin solución) es que no aparece la imagen de portada de cada entrada nueva.


¿Dónde se reclama?






domingo, 19 de septiembre de 2021

Alberto Zapicán: La partida del último compañero de Violeta Parra

 


El músico, activista, luthier y escritor uruguayo Alberto Zapicán, a quien Violeta Parra dedicara la canción El albertío y que acompañara a la chilena en su último disco y en sus últimos días, falleció la noche de este 13 de septiembre a los 94 años de edad. Alberto Giménez Andrade, conocido como Alberto Zapicán, vivía con su compañera Lilia "Ñata" Castro en una casa construida con sus propias manos, sin música porque "le recordaba a sus amigos muertos" y en comunión con la naturaleza al sur del Uruguay.



Alberto Zapicán, discreto, fino y sencillo


Texto de Federico Frau Barros


Alberto y Violeta fueron compañeros en la música y en lo cotidiano durante el último año y medio de Violeta. Fue Alberto quien la encontró sin vida luego de que ella se pegara un tiro y fue él, también, quien la salvó de un intento de suicidio unos meses antes, practicándole un torniquete para que dejara de sangrar.
En la entrada del terreno, sobre la ruta interbalnearia uruguaya que une Montevideo con Punta del Este, hay un cartel de los que restringen la velocidad, pero dado vuelta. Allí se lee una palabra en mapudungún pintada a mano en letras rojas: Ayecan. “Significa felicidad en mapuche”, explica su dueño. Algunos diccionarios dicen que también refiere al hecho de sonreír siempre, de sonreír a pesar de todo.
A esta casa se llega sin avisar, las puertas están abiertas. Su dueño siempre está, casi no sale. Dice que no le hace falta. “Adelante, siéntense”, invita apenas sale de su cuarto, unos minutos después de que Lupe, su mujer chilena de 67 años y rasgos mapuches, aparezca desde el bosque, por detrás de la casa, para dar la bienvenida. Con esas dos palabras y la mirada punzante como una lanza, prepara el terreno para recibir, como tantas otras veces, visitas desconocidas. Y esas dos palabras ayudan también a definir a este hombre flaco, de ojos grandes y celestes, barba larga y blanca y la cara aguda como la de un pájaro alerta. El pelo sobre sus hombros, a tono, totalmente blanco, y su frente cruzada a media altura por una vincha de cuero que con el tiempo ha dejado de cumplir la función de sujetar. La primera de las palabras que pronuncia marca su ritmo, así parece transcurrir su vida: avanzando, sin dudar demasiado cada paso. Y la segunda demuestra la calma uruguaya que siempre conservó para vivir, atento a lo que necesita y no a lo que quiere, como él mismo aclara.

Zapicán junto a su actual esposa. Muy parecida a lo que fue Violeta Parra.

“La necesidad nace de lo que se siente, tiene que ver con lo vital, lo fisiológico y las necesidades del cuerpo y del corazón. Lo que se quiere está relacionado con lo racional y tiene que ver con una proyección y una expectativa”, explica.
Alberto Giménez Andrade Zapicán, más conocido como Alberto Zapicán, nació hace 90 años, el 27 de agosto de 1927, en Lavalleja, Uruguay, a pocos kilómetros de un pueblo que lleva su apellido, en honor a un antecesor suyo, el mayor cacique charrúa que habitó esas tierras. Anduvo por distintos lugares del continente, cumpliendo siempre con sus necesidades y no con sus querencias. Cuando era adolescente emprendió viaje hacia el norte, ganándose la vida construyendo viviendas y llegó hasta el Amazonas brasilero donde vivió en comunidades indígenas. Volvió a Uruguay y tiempo después se asentó en Chile donde pasó más de 30 años y nacieron sus ocho hijos. Hoy vive cosechando verduras y haciendo esculturas y cuadros con desechos tecnológicos y orgánicos, casi sin dinero y fuera del circuito de consumo, en una casa que él mismo levantó en Neptunia, un pueblo a poco más de 30 kilómetros de Montevideo, la capital uruguaya.
Autodidacta en sus distintos oficios, aprendió a leer y escribir a los 17 años para declararle su amor a una mujer a la que finalmente nunca le entregó la carta. A los 19 escribió su primer libro y por más que el diga que no es escritor, las letras lo acompañan hasta el día de hoy. El año pasado publicó un libro con textos que escribió a lo largo de toda su vida. “Hay textos recientes y otros que escribí de adolescente, pero no les puse la fecha porque las cosas que escribía a los 17 y las que escribí hasta hace poquitos años tienen la misma claridad.”



“Muchos me han tratado como escritor, como poeta, como folklorista o como pintor, pero no soy nada de eso. Yo escribí, hice música, pinté y canté pero no soy ni escritor, ni poeta, ni músico, ni pintor ni cantor. Me nace algo y lo hago.”
Por si eso no fuera suficiente, también fue militante político, defensor de los derechos de los trabajadores rurales y las comunidades indígenas, miembro del Consejo de Ancianos de la Nación Indígena, terapeuta naturalista, curador y huesero. Lo han intentado definir de múltiples maneras, él prefiere una: artesano en la vida. “Me considero un artesano en la vida. En la vida y no de la vida porque yo a la vida no la modifico, la defiendo. La vida no necesita que la modifique, más bien hay que sacarle la mano del hombre de encima. Siempre me sentí como un artesano en la vida, manejando el espectro de posibilidades que te da la vida. Te da mil posibilidades para vivir, enriquecerte y crecer, sin tener la necesidad de hacer cursitos de verano. Una planta te enseña mucho más que un hombre. La sabiduría está en la naturaleza”, dice.
Alberto Zapicán fue, entre tantas otras cosas, el último acompañante de Violeta Parra. Alberto y Violeta fueron compañeros en la música y en lo cotidiano durante el último año y medio de Violeta. Fue Alberto quien la encontró sin vida luego de que ella se pegara un tiro y fue él, también, quien la salvó de un intento de suicidio unos meses antes, practicándole un torniquete para que dejara de sangrar.
El primer día que Alberto vio a Violeta, ella tocaba frente a las personas que estaban en la La carpa de la Reina y al final se quedó quieto, frente a ella. “¿Qué te creís hueón? estás recién llegado y no aplaudes”, lo increpó.
En tiempos de decadencia de La carpa de la Reina, se acercó a ese centro de arte popular recomendado por su amigo el Gitano Rodríguez porque hacía falta alguien que cosiera y reparara la carpa. El primer día vio a Violeta mientras tocaba frente a las personas que estaban en la carpa y al final se quedó quieto, frente a ella. “¿Qué te creís hueón? estás recién llegado y no aplaudes”, lo increpó. Esas manos largas y gastadas que Alberto usaba para construir y arreglar, no las usaba para aplaudir. “No tengo la costumbre de aplaudir y nunca la tuve”, explica.


Alberto Zapicán y Violeta Parra

Allí comenzó el vínculo entre ellos, que unos días después se convertiría también en una unión artística cuando Violeta lo escuchó tocando el bombo y cantando a solas, imitando a cantores que había escuchado en Uruguay. En ese mismo momento le dijo que dejara las herramientas porque de ahí en más iba cantar con ella y acompañarla con el bombo. Nació así esa hermosa fusión entre ambos que se escucha en el último disco de Violeta, su obra más reconocida: Las últimas composiciones.
Esa voz firme como un tronco de roble que acompaña a Violeta en ese disco es la de Alberto. El cantautor Manuel García explicó alguna vez en una entrevista con la radio de Universidad de Chile, la particularidad de la comunión de las voces de Alberto y Violeta: “Un rol que la Violeta logró con maestría en ese disco es la dualidad. Cuando canta con Alberto Zapicán hace un dúo perfecto en su complementariedad, que no es armónico, sino que son voces paralelas donde macho y hembra se confunden. En canciones como “Una copla me ha cantado” van en paralelo y es una complementariedad que maneja el mundo andino, el campesino. Día y noche, invierno y verano, frío y calor; referentes campesinos que están en todas las culturas importantes. Ella maneja esos dos personajes en las canciones necesarias y donde los textos justifican que haya una dualidad”.



Alberto siempre habla de Violeta con una sonrisa nostálgica en su cara. La define como una mujer que fue parte integral de la tierra. “Violeta era alguien que aportaba al universo. Y de alguna manera me arrimé a ella para eso, para aportar. Hasta hoy yo veo en Violeta a un referente ejemplarizante, un faro muy claro para la vida”, cuenta en una entrevista con Marisol García publicada en The Clinic en 2007.
En ese disco célebre y premonitorio, que también contó con la participación de sus hijos Isabel y Ángel, Violeta le dedicó a Alberto la famosa canción “El Albertío”. “Discreto, fino y sencillo/ son joyas resplandecientes/ con las que el hombre que es hombre/ se luce decentemente./ Alberto dijo me llamo/ contestó lindo sonido/ más para llamarse Alberto/ hay que ser bien Albertío”, reza el final de la canción.
“Luchó toda su vida contra un sistema que es un monstruo, que fue sobre todo tremendo en sus últimos dos años, que le puso trabas y que le daba solamente cláusulas para sobrevivir. Ella sola contra todo eso. Empezó a flaquear, se empezó a desgastar y a perder la energía”, dice Alberto en el libro El canto de todos de Patricia Stambuk y Patricia Bravo publicado por Pehuén Editores.
En el mismo libro, Nicanor Parra cuenta que el día anterior a que Violeta se matara, la invitó a almorzar a su casa ese sábado al mediodía. Luego de comer le propuso que escribiera una novela porque decía que en el país no había novelistas, pero realmente era para buscarle una motivación porque sospechaba que no estaba bien psicológicamente. Ella le contestó que mejor la escribiera él, porque ella estaba muy cansada. Ahí agarró la guitarra y se dispuso a cantar, él le pidió que cantara una canción chilota pero ella insistió en cantar la que ella quería. “Te voy a cantar una canción, se llama "Un domingo en el cielo”, le dijo. Esa fue la última vez que Nicanor la vio, y al día siguiente, el domingo 5 de febrero de 1967, Violeta convirtió en realidad el título de la canción.



Al año siguiente, Alberto le dedicó un disco a Violeta que se llamó “El grito salvaje”. La emotiva contratapa del disco la escribió su amigo personal, el gran cantor uruguayo Alfredo Zitarrosa, a quien Alberto ayudó en la construcción de su restaurante y espacio cultural llamado La claraboya amarilla. “Sé que en este disco quiere expresar su amor, su casi veneración y su apasionada nostalgia por Violeta Parra. Sin duda, todo eso no cabía aquí. Pero asoman en las canciones los brotes nuevos de esa planta que lo abraza para siempre. La gran poetisa chilena, aquella mujer que también lo amó y lo admiró como se puede amar a este hombre blanco y conmovido que es Alberto, vive y circula con su hilito de quejas y pasiones por dentro de estas canciones que la representan, algunas, o le rinden homenaje, todas ellas, por la voluntad de su intérprete”, escribió Zitarrosa.


Luego del suicidio de Violeta, Alberto vivió con Isabel y Ángel, hijos de Violeta, y también siguió tocando con ellos. Después se juntó con Ricardo Yocelevsky, Pedro Aceituno y los hermanos Carlos y Mario Necochea y formaron Los Curaca que en un comienzo se llamó Los de la peña y acompañaban a Ángel que luego se convirtió en el director artístico cuando el grupo cambió de nombre. Por más que tuvo una excelente relación con los hijos de Violeta, Alberto cuenta que en el último tiempo le resultó algo extraño el trato que ellos dos le habían dado a su figura en las entrevistas que leyó. Antes que nada aclara que nunca hablaron mal de él y explica que en las entrevistas las palabras de ellos pueden estar modificadas por la interpretación de los entrevistadores, pero deja en claro que no termina de cerrarle era el lugar donde ellos lo colocaban. Un rol ajeno, como si fuera un extraño que llegó de golpe para sacar provecho del proceso artístico de Violeta. “Si yo le enseñé a tocar el bombo a Violeta”, ríe.
Igualmente cuenta que Ángel le hizo llegar una carta antes de morir, a través de un amigo en común, dando las gracias por el trato preferencial que él había tenido con Violeta. “Me agradeció el buen trato que le di a Violeta en la vida, que nadie le había dado. Pero nunca lo hizo público ni cara a cara.”
Así como su llegada a La carpa de la Reina no tuvo que ver con lo musical, su primera vez en Chile, a principios de los `60, tampoco tuvo que ver con el arte. Tras el gran terremoto que sufrió el sur de Chile en 1960, Alberto se enteró que la armada uruguaya recompensaría a quien supiera un oficio y se ofreciera para viajar a colaborar con la reconstrucción de las zonas afectadas. El premio eran pasajes para volver cuando deseara, en cualquier otro momento, a Chile. Por esos tiempos, Alberto trabajaba construyendo casas de tronco con techo de quincha, así que aprovechó la oportunidad para ir a dar una mano a Puerto Montt como parte de una brigada de auxilio. Al mes debía volver, pero se quedó. A los cuatro meses, los carabineros lo identificaron y en el próximo vuelo de la aviación uruguaya tuvo que regresar. “Me entusiasmé con la similitud que tenía el campesino del sur de Chile con el campesino uruguayo. Yo iba a una ruca en el sur e iba a una trapera en el campo uruguayo y era lo mismo. El comportamiento humano era igual: llegabas y te esperaban con comida y te daban una cama. Era así. Era. Ya no”, dice.


Violeta y Nicanor Parra

Después de eso, y antes de convertirse en el músico que acompañó a Violeta Parra en sus últimos días, volvió a Uruguay. Allí estuvo preso por cuestiones políticas y al tiempo regresó a Chile, donde también estuvo preso. “Yo nunca fui militante de ningún partido. Discrepo y discrepé con todos los partidos aunque siempre tuve un postulado ideológico de ir contra las injusticias. Ir de frente”, cuenta. En Uruguay dicen que fue el primer torturado político. Eduardo Galeano fue uno de los encargados de difundir su situación en una nota en el semanario uruguayo Marcha, allá por los años `60, cuando todavía no existía el Galeano de Las venas abiertas de América Latina. Alberto participó, y por si hubieran dudas está en el centro de la emblemática foto, de la marcha de los cañeros, una protesta histórica de los trabajadores rurales reclamaban por tierras, guiados por Raúl Sendic, revolucionario uruguayo y líder fundador del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, del que también fue miembro el ex presidente uruguayo José “Pepe” Mujica.
Esa generación uruguaya que fue parte de Tupamaros hoy está en el poder por vía democrática, pero Alberto no duda y diferencia a quienes están hoy conduciendo el país de lo que fue el espíritu de lucha de esa generación. “Tupamaros era otra historia, incluso los llevaba a una actitud de lucha y de ideología vocacional, si se quiere, pero hasta por una mística. Realmente era una entrega de su existencia por un ideario. Hoy no, hoy la gente no entrega ni su tiempo por un ideario. Hoy te dicen: espera que termine con la computadora y después te atiendo.


“Están todos subordinados al consumo, hay un mercantilismo capitalista hoy en el universo y está todo manejado por la electrónica. El ser humano ha distraído lo que es un enfoque ideológico.” Mientras Alberto habla todo alrededor es silencio. Sus perros dejan de ladrar, los pájaros se posan los árboles y no cantan y las personas lo escuchan atentamente. Su sabiduría acapara la atención.
Hace veinte años, desde que regresó de Chile, cada último domingo del mes se reúnen en su casa unas cuarenta personas en lo que él denomina un encuentro social. Básicamente es lo mismo que hacen sus perros y los pájaros, se juntan a escucharlo y aprender. “Es una dinámica colectiva, una interacción a partir de un tema que es el detonante”, explica aunque aclara que hay temas que no se abordan: “Filosofía, religión, política y fútbol no se tocan”.
Alberto es muy consciente del poder de la palabra y sabe que es útil para alcanzar un estado elevado de consciencia, pero también sabe que ese poder puede ser también irse hacia la oscuridad. “Con la palabra podemos salvar a alguien pero también lo podemos matar. Si tú estás en un estado de angustia y yo te refuerzo la necesidad de la vida con la palabra, tú sales airoso a vivir. Pero también puede pasar que si estás deprimido y te digo suicídate porque eres una cagada, quizás sales y te matas”, dice mientras se acerca a la mesa hecha con troncos para tomar un té que le sirve Lupe en una taza de Condorito con los colores de la bandera chilena.
La noche empieza a caer y antes de dormir se hará algunas inhalaciones con un tubo de oxígeno como todas las noches y como lo hizo un rato antes de la entrevista porque como él mismo explica: ya no tiene pulmones. “Nunca salgo porque quiero estar siempre con el oxígeno cerca. No es que tenga miedo, soy precavido. Amo la vida, gozo como chancho. Madrugo para gozar, jamás estuve deprimido. Gozo mirando una hoja, un insecto, el fuego. Yo quiero vivir toda la vida y para eso hay que cuidarse”. Antes de saludar, Alberto recuerda que las puertas de su casa siempre estarán abiertas y se despide bromeando. “Ahora llegó el momento del pago, tienen que ponerse”, dice y suelta la carcajada. Alberto contagia, enseña y sonríe siempre, a pesar de todo.



"Pupila de águila" en dúo con Violeta Parra.




sábado, 28 de agosto de 2021

28 de agosto de 1879 La derrota de Cetshwayo


La defensa de Rorke's Drift, por Alphonse de Neuville (1880).

  • El 28 de agosto de 1879, Cetshwayo, el último rey zulú, es capturado por los británicos.




La guerra anglo-zulú enfrentó a los británicos y a los zulúes (1879). Desencadenada por motivos varios, fue un hito del colonialismo en la región y acabó la independencia de la nación zulú. La lucha fue encarnizada con duras y sangrientas batallas.

Su último rey independiente, Cetshwayo, lideró la llamada guerra Zulú contra los británicos que buscaban ampliar sus intereses en la zona. A pesar de poder detenerlos al principio las tropas coloniales británicas le pudieron derrotar más tarde en la decisiva batalla de Ulundi. Acabaron así con la independencia de los zulúes y el territorio pasó a ser luego una posesión británica.



Cetshwayo kaMpande (c. 1826-8 de febrero de 1884) fue el rey del pueblo zulú desde 1872 hasta 1879, así como su líder en la guerra anglo-zulú. Su nombre también puede ser transliterado como Cetawayo, Cetewayo, Cetywajo y Ketchwayo.


Cetshwayo nació en el seno de la familia real zulú. Su padre, Mpande, fue su predecesor, y su tío Shaka también fue rey. Su madre fue la reina Ngqumbazi. En 1856 derrotó y mató en una batalla a su hermano menor Mbulazi (o Mbuyazi), hasta ese momento el favorito de su padre para la sucesión. Cetshwayo ascendió al trono cuando su progenitor falleció en 1873.
En 1879 los británicos bajo el mando de Frederic Thesiger, Lord Chelmsford, invadieron Zululandia y, aunque pudo hacerles frente por un tiempo, fue derrotado en el mismo año en la batalla de Ulundi y hecho prisionero. Su captura también fue el fin de su reinado.
Una vez prisionero se le envió al exilio. Más tarde se le permitió viajar a Londres y conocer a la reina Victoria, quien le permitió regresar a Sudáfrica para gobernar una parte de su antiguo reino en 1883, aunque no le permitieron tener un ejército y además tenía que ceder parte de su territorio a otro zulú. Eso llevó a enfrentamientos con él, por lo que tuvo que retirarse a Eshowe con su hijo Dinizulu, donde murió el año siguiente.
Su hijo Dinizulu, también heredero al trono de su padre, se proclamó luego rey el 20 de mayo de 1884 con apoyo de mercenarios bóeres.




La defensa de Rorke's Drift, 1880, óleo de Elizabeth Thompsoncastillo de Windsor.