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lunes, 19 de agosto de 2024

Gérard Daran: Dibujos femeninos y masculinos






Gérard Daran (1946) es un pintor francés. 
Esta hermosa pintura me recuerda a los relieves egipcios. En su obra, lo sensual y lo erótico se entrelazan de una manera muy fina y delicada.


Un puente entre el arte contemporáneo y las reminiscencias clásicas

Gérard Daran, nacido en 1946 en Francia, se ha consolidado como una figura destacada en el panorama del arte contemporáneo. Su obra, caracterizada por una fusión única de sensualidad y delicadeza, invita al espectador a explorar un universo donde lo erótico y lo estético se entrelazan de manera sutil y armoniosa. En particular, su enfoque artístico evoca reminiscencias de relieves egipcios, cuyas formas y temáticas han influido en la percepción del cuerpo humano a lo largo de la historia del arte.
La pintura de Daran destaca por su capacidad de conjugar elementos clásicos con un lenguaje contemporáneo. Al observar sus obras, uno no puede evitar ver cómo la representación del cuerpo humano se asemeja a la estética de los antiguos relieves egipcios. Estos relieves, caracterizados por su frontalidad y su uso simbólico de la figura humana, encuentran un eco en la forma en que Daran aborda la figura. En sus pinturas, la sensualidad no es simbólica, sino que se manifiesta de manera palpable, convirtiendo cada trazo en un diálogo entre el artista y el espectador. Esta interacción permite que la experiencia estética se convierta en un viaje hacia la introspección y la apreciación de lo corporal.
El uso de colores vibrantes y texturas cuidadosas en su obra refuerza esta conexión con el mundo egipcio, donde los matices eran utilizados no solo para embellecer las imágenes, sino también para conferirles significado. Daran, al igual que los artistas del antiguo Egipto, entiende que la forma y el color son vehículos de expresión emocional y espiritual. Cada pieza suya parece ser un relato visual que explora los límites del deseo, la intimidad y el amor, todo ello envuelto en un halo de misterio que invita a ser descubierto.

El "Caupolicán" de Nicanor Plaza y "El último de los mohicanos"

 

Caupolicán, obra de Nicanor Plaza.

La escultura que el artista chileno estrenara en yeso en 1868 fue fundida en bronce al año siguiente y replicada en Europa y los Estados Unidos como la típica imagen del nativo norteamericano descrita por el novelista James Fenimore Cooper en su célebre obra de ficción.


Por Rodrigo Barra Villalón
PUBLICADO POR: CINE Y LITERATURA

En mayo de 1910, al celebrarse el Centenario de la Independencia de Chile, un consejo del Museo Nacional de Bellas Artes redactó un acuerdo en el que accedía a donar a la ciudad de Santiago: “la estatua en bronce del héroe más característico de la raza araucana… Caupolicán”. La pieza quedó instalada ese mismo año donde sigue hasta hoy en día, a unos cien metros de altura, sobre un peñón que se eleva a un costado de la terraza del mismo nombre del Santa Lucía.

Juego de Poltronas: Baladita de Rasca y Chispa



Bienvenidos a este épico relato de fantasía heroica, de macarras vestidos de cuero, hostias como panes, y sexo gratuito. El continente de Levante se enfrenta a oscuras amenazas, tanto en su exterior como en torno a su mismo trono. Varias poderosas familias se enfrentan por el poder, la justicia o la venganza en un espectáculo digno de cualquier programa del corazón...









El vacío

"Me acuerdo muy bien. Era el primer día del mundo. Yo, hecho de fango, salía del mar".

Una terrible historia de la humanidad escrita y dibujaba en sólo cuatro página.











Historia publicada en la revista Totem.

Tu retrato podría estar en un museo

 


Antes que existiera una app que busca tu parecido en una obra de arte, podías vivir la experiencia de un modo más personal y divertido. Era cosa que alguien te dijese: "Fui al museo y encontré un retrato igual ti". Y partías para allá para comprobar que tan así podía ser. Y de esas experiencias han quedado algunos impactantes testimonios.



El concepto de arte ha evolucionado a lo largo de los siglos, transformándose en un espejo de la sociedad, la cultura y, especialmente, de la identidad personal. Uno de los fenómenos más intrigantes que ha acompañado a esta evolución es la idea de que nuestras características físicas y, a menudo, nuestra esencia misma podrían estar reflejadas en el arte que nos rodea. La premisa de que "tu retrato podría estar en un museo" ha cautivado a generaciones, generando un sinfín de anécdotas y experiencias que enriquecen nuestra relación con el patrimonio artístico.
Antes de la era de las aplicaciones que prometen encontrar similitudes entre nuestra imagen y obras maestras, el descubrimiento del propio retrato en un museo se basaba en la interacción humana. Esta experiencia, cargada de una carga emocional y personal, invitaba a las personas a participar en un juego fascinante. Cuando un amigo o familiar compartía la revelación de que había visto un cuadro que recordaba a alguien, despertaba en el oyente un profundo deseo de comprobarlo. Ese impulso los llevaba a recorrer los pasillos de galerías y museos, en busca de la pintura que podría reflejar su ser.
Las historias que emergen de estas búsquedas, muchas veces, son verdaderamente memorables. Testimonios de personas que, al encontrarse con un retrato que se asemejaba a ellos, no solo se sentían como parte de la obra, sino que también experimentaban una conexión temporal que trascendía el espacio del museo. Algunos relataban momentos de epifanía, sintiéndose capturados por la mirada de un retrato que parecía conocer sus secretos más íntimos. Para otros, el encuentro se convertía en un hito —una oportunidad para reflexionar sobre su identidad y su lugar en la historia del arte.
Este fenómeno también pone de relieve la importancia de la propiedad cultural y la forma en que el arte puede actuar como un vehículo para el auto-descubrimiento. Los museos, como custodios de la cultura, ofrecen un escenario donde cada individuo puede reconocerse y representarse a través de las obras que las diferentes épocas y estilos han dejado como legado. La búsqueda personal de estas similitudes no solo enriquece nuestra experiencia cultural, sino que también fomenta un sentido de pertenencia al colectivo humano.
La experiencia de encontrar "tu retrato" en un museo se va despojando de la simple curiosidad, convirtiéndose en una reflexión sobre nuestra historia personal y cultural. Indudablemente, en una era donde la tecnología ha hecho que muchas experiencias sean instantáneas y, a veces, superficiales, es valioso recordar la magia de las instancias personales y el significado que el arte puede aportar a nuestras vidas. Al final del día, el verdadero arte está en cómo nos conectamos con él y, especialmente, en cómo nos vemos reflejados en sus invaluables imágenes.




domingo, 18 de agosto de 2024

Bernard Prince: Aventura en Manhattan


Cinco días con Bernard Prince: 4
Dos historias completas: "Adventure in Manhattan" y "The Passenger".


Aventura en Manhattan: Bernard Prince presionado por la necesidad, debe aceptar la extraña propuesta que le envían los representantes del gobierno de Boslavia: Barney Jordan tendrá que tomar el lugar durante unas horas del jefe de la delegación bosliana, Aloysus Gerdelsohn, de quien es muy parecido. 
El pasajero: Mientras el Cormorán hace escala en un archipiélago del Pacífico, Bernard Prince y su tripulación son convocados por la joven heredera de un multimillonario estadounidense para llevarla a Honolulu... Prince se propone demostrarle a la arrogante Jennifer Moran que el dinero no puede comprarlo todo.


FUENTE:


Ver también otras historias publicadas es este blog:




Obra completa en




Cinderella (2) Regreso a la escuela mágica


Cindy, una leal sierva de la Horda Oscura, les da la espalda para salvar el mundo. Y todo lo que ella consiguió por sus problemas fue una brutal derrota. Pero a veces aquellos que caen tienen una segunda oportunidad y ahora Cindy ha vuelto con sed de sangre. Y una vez que ella obtenga su venganza, ningún héroe del Universo Grimm quedará vivo.







Kraa (2) Llamada de lo salvaje

“No hay nada que me guste de la primavera salvo las nubes negras que las montañas nos envían al corazón de nuestro valle. ¡Y la luz blanca de su furia!” (Kraa, el águila)

En Kraa se percibe, de manera muy nítida, la fascinación del belga Dave Gibbons por naturalezas salvajes, feroces. El ecologismo de Sokal es proactivo: la naturaleza es una fuerza inconmensurable que ataca para sobrevivir y se defiende sin piedad. Los escenarios de sus dibujos tiene por eso un aspecto rabioso, furibundo.

Kraa es un proyecto que empieza a preparar en 2010, tres años después de su rotundo fracaso lúdico Sinking Island, una buena idea policíaca mal planteada y desarrollada, pero que dejará secuelas en el cómic. Hasta 2013 se enfrasca en su dibujo y guión. El volumen integral de Ponent Mon (2015) recoge los tres capítulos de este violento manifiesto medioambiental: “El valle perdido”; “La sombra del águila” y “La furia blanca de la tormenta”, tres estadios de una transformación, de una fusión con la naturaleza, que se produce entre grandes padecimientos. La de Kraa es una historia de chamanismo. O si se prefiere, por ser coherente con el discurso del autor: es la historia de la encarnación de la naturaleza como una especie de heraldo de venganza, como una suerte de ángel exterminador.