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sábado, 13 de julio de 2024

Tiras de cuero



Los tres números de la revista Cuero se publicaron quincenalmente, entre principios de noviembre y mediados de diciembre de 1983. El nombre completo de la revista —siguiendo una tradición de expansión típica de las revistas de historieta—, era Tiras de Cuero, al que se le agregaron los subtítulos “El arte poder de la historieta”, en el primer número; “Historieta, etc., para adultos” en los otros dos, así como una serie de slogans o resúmenes del contenido: “Ciencia ficción. Novela negra. Nueva historieta”, “La fantasía más poderosa del mundo, con la crítica más pesada” y, en el número 3, “Lo mejor y más pesado de la historieta de Argentina, España y Francia”. Fue dirigida por Oscar Steimberg, con Roberto Rollie como Director de Arte y Oscar Traversa como “Colaborador Especial”. Fue publicada por Editorial Latinoamericana.

Las tapas de Tiras de Cuero, pobladas por monstruos y mujeres desnudas, ya son una exposición del programa modernizador y del público al que se dirigía la revista, que se explicitan tanto en el editorial de su primer número como en su diagramación. En principio, se trataba de diferenciarse de otras revistas, como D’Artagnan, Fantasía, Intervalo y El Tony (de editorial Columba) o Skorpio, Pif Paf, Tit Bits y Corto Maltés (de editoria Record), revistas “con moraleja, en las que no entran las cosas malas”, o en las que no aparecían “las cosas sociales”. En Cuero, en cambio, entran las cosas malas (básicamente, el sexo) y las “cosas” sociales: relatos anclados en el presente, algunas insinuaciones políticas, todo aquello que la incipiente transición a la democracia habilitaba y exigía.

La revista presentaba algunas características novedosas, o al menos extremaba tendencias previas. La más notable fue la presencia de textos polémicos. Hasta ese momento, las revistas de historietas tendían a limitar el texto al índice, a alguna eventual nota editorial o a cartas de lectores; la editorial Record presentaba a sus colaboradores “estrella” y reseñaba la historia y el presente de la historieta. Tiras de Cuero amplió esa presencia textual a un editorial, un “índice comentado” y una importante cantidad de notas críticas, no sólo sobre historietas, sino también sobre cine, rock, video, y literatura. Claramente, interpelaba a un lector más “sofisticado” que el de la revista de historietas clásica; un lector capaz de saltar de una historieta a una nota de Fogwill sobre Woody Allen, a una reseña sobre la música contemporánea o a un comentario sobre mundos de la ciencia ficción a cargo de Angélica Gorodischer.

Las historietas publicadas podrían clasificarse en dos tipos: las de “cosas sociales”, como “Yo acuso” de Dalmiro Sàenz y Torre Repiso o “Recorridos; historias subporteñas”, de Gallego y Sanyú; y las de “cosas malas”: las de ciencia ficción, muy sexualizadas, dominadas por “Memorias del viejo mundo” de Trillo y Dose y por “Ciudad” de Barreiro y Gimènez. Un elemento central es la publicación de historietas francesas contemporáneas: Gotlieb, Lauzier y Gir (Jean Giraud antes de asumir su identidad como Moebius).

A pesar de su breve vida, Tiras de Cuero es un hito en la publicación de revistas de historieta en Argentina, tanto por lo que resume y las discusiones que encara, como por lo que anuncia. Hacia el pasado, completa el proyecto de modernización representado, en principio, por ediciones Record (que expone una suerte de autoconciencia de la edición de historieta con el rescate de un pasado reconocido) y por Superhumor, la revista de historietas de ediciones de la Urraca, lastrada por su mezcla de humor gráfico y actualidad política. En su presente, Cuero encara una discusión con la historieta contemporánea y la construcción de un nuevo tipo de lector, que tiene a la historieta en un menú de consumos culturales de valor equivalente. En este sentido, retoma elementos de LD, la revista dirigida por Oscar Masotta en 1968. Hacia el futuro, anuncia el proyecto de la revista Fierro. Desde el nombre (ese “cuero”, en el que ya resuena el “metal” acriollado de las revistas Heavy Metal y Metal Hurlant) hasta diversos aspectos de la revista: la actualización temática y formal de los contenidos, las tapas erotizadas, la articulación de la historieta europea contemporánea con la argentina, la incorporación de críticas de cine, música, literatura e historieta; los editoriales y comentarios al propio contenido publicado, y buena parte de los colaboradores de la revista.



La Odisea (Adaptación 2)


Ricardo Luis Olivera (Corrientes, 25 de mayo de 1942 - Buenos Aires, 11 de noviembre de 2005), más conocido como Lucho Olivera, fue un historietista argentino. Dibujó numerosas series para la Editorial Columba, entre ellas Nippur de Lagash, uno de los personajes estrella de la compañía.








La escultura de Bruno Walpoth

 

Bruno Walpoth es un escultor nacido en Bressanone, Italia, en 1959. Entre 1973 y 1978 fue aprendiz de escultor con Vincezo Mussner, y hasta 1984 estudió en la academia "Der Bildende Künste" en Múnich con el profesor Hans Ladner.
Entre 1985 y 2008 fue profesor en la escuela vocacional para escultores en Selva Val Gardena. En 1996 fundó, junto con Willy Verginer y Walter Moroder el grupo "Trisma". Desde 2000 es miembro del "Südtiroler Künstlerbund".


La serena belleza de las obras de Bruno Walpoth casi hace que no sean percibidas como esculturas hasta que uno las mira con cierta atención.


Las poses, los músculos, la expresión introspectiva en la mayoría de los personajes, denotan una profunda observación del ser. En la obra de Walpoth, la madera cobra una segunda vida, esta vez encarnada en la más pura humanidad. (Fuente)




Rabbi Akiva says: “Silence is a fence to wisdom”. What more astonishing definition is able to grasp the meaning of Bruno Walpoth’s sculptures, if not this very one? There’s peace in his silence; it’s precisely this rarefied and surreal dimension that is inhabited by the creatures to whom he gives shape, and whom he models peremptorily and with perfection, after having carefully observed and studied reality.
He uses candid and resistant lime wood or lead leaf foils which he lays out on the wood and hammers as in an embossed work, like in “Walking alone”. Here it’s as if for a very brief moment flesh has turned into metal, a deaf and bleak metal that devours all thoughts and releases the weight of solitude and introspection; the skinny and bony face is moulded on the hollow spaces where the sculptor reveals himself. And when the eyes send deep desolate gleams or when they express astonishment and amazement, or, furthermore, when they are closed, it’s always the silent torment of doubt that we grasp from the artist’s soul. (Fuente)

La bella y la bestia: Algo más que una simple amorosa amistad

 

Hay historias que tienen el don de la eternidad. Historias que se transmiten de generación en generación como si fueran un legado primordial. Historias que no sólo entretienen, sino que también cuestionan y enseñan. La clásica leyenda de "La bella y la bestia" es una de ellas.


Obvio, la bestia -que casi siempre es mala y libidinosa- puede tener diferentes aspectos y orígenes. Puede ser un hombre-lobo, un extraterrestre, un hombre prehistórico, un vampiro, un demonio... Y ella, obvio, siempre será joven, linda y seductora. Tanto que el monstruo se convertirá en una simple mascota. ¿Cómo lo logra? Bueno, eso no lo sabemos pero lo podemos sospechar.


El mito de la Bella y la Bestia: Transformando lo monstruoso en lo encantador

En el fascinante mundo de los mitos y leyendas, pocas historias han captado la imaginación del público como la de "La Bella y la Bestia". Este cuento de hadas tradicional francés ha evolucionado a lo largo de los siglos, adaptándose a diferentes épocas y culturas, pero siempre manteniendo su núcleo esencial: la transformación de lo monstruoso en lo encantador.
Desde tiempos inmemoriales, la figura de la "bestia" ha sido objeto de temor y repulsión. Generalmente se la ha retratado como un ser malvado, lujurioso y peligroso, ya sea en forma de hombre-lobo, extraterrestre, cavernícola o vampiro. Sin embargo, en recientes adaptaciones, la bestia adquiere un giro inesperado: se convierte en un objeto de deseo, una criatura seductora y joven, que cautiva a la protagonista femenina.
¿Cómo logra este cambio tan drástico? Esa es la pregunta que nos invita a explorar más a fondo este mito. Quizás sea a través de una transformación física, o tal vez un hechizo que oculta la verdadera naturaleza del monstruo. Pero, más allá de las posibles explicaciones, lo que resalta es la capacidad de la bestia para despertar sentimientos de ternura y atracción, convirtiendo lo que antes era temible en algo casi domesticado.

viernes, 12 de julio de 2024

Mattéo (Cuarta época)





La Gran Guerra ha empezado, y los jóvenes franceses corren a alistarse en el ejército. Mattéo decide quedarse en casa junto a su viuda madre y a su amor de toda la vida, Juliette. Pero la duda y el deber corren por su mente…


Al final, el honor y la gloria buscados en la Gran Guerra se han convertido en mutilados y recuerdos borrosos. Mattéo regresa a su casa antes de partir hacia un nuevo mundo, un mundo más justo y honrado, la nueva Tierra Prometida que se está creando en Rusia. Pero una vez allí, las disputas y diferencias entre los distintos bandos le enseñarán que no todos son felices en la nueva sociedad que se está construyendo.


Mattéo (Segunda época)



Gibrat, Jean-Pierre nació el 17 de abril de 1954 en París. Tras estudiar grafismo publicitario y artes plásticas, debuta en 1977 en el campo del cómic con varias historias cortas para la revista Pilote, recopiladas en 1980 por la editorial de la misma, Dargaud, en el álbum Visions Futées.


En 1978 lanza Le petit Goudard, una serie sobre un desenfrenado adolescente con guion de Jackie Berroyer, que más tarde será recopilada en cinco álbumes. Paralelamente, Gibrat publica otros trabajos en cabeceras como Le Nouvel Observateur, L´Événement, Science et Avenir y las infantiles Je Bouquine y Okapi. Para esta última realiza Médécins sin frontières, con guiones de Guy Vidal y Dominique Leguillier, recogida luego en tres álbumes. A partir de los años 90, la obra de Gibrat adquiere una tendencia más adulta. En 1997 crea su primera obra extensa como autor completo, La prórroga, una historia romántica ambientada en la II Guerra Mundial. En 2002 aparece El vuelo del cuervo, protagonizada por una resistente y un ladronzuelo durante el citado conflicto bélico. Su siguiente trabajo es la aclamada Mattéo.




Medusa y su escalofriante encanto

  



Doc Zenith es un artista 3D especializado en escultura y diseño de personajes. Inspirándose en maestros neoclásicos como Antonio Canova, artistas de fantasía como Frank Frazetta y todo lo demás. 

No he encontrado más información de este escultor digital. Su "Perseo y Medusa" me parece excepcional.



Una gran cantidad de imágenes existen en la web que representan al mito griego de Medusa, una historia trágica y de inquietante actualidad.

Medusa fue víctima de violencia sexual y la historia la convirtió en una villana. Fue uno de los personajes de la mitología griega más fáciles de reconocer a simple vista. Con su inconfundible cabello de serpientes y el poder de convertir a quien la mire en piedra, es uno de los monstruos más populares en las historias de la antigüedad.

Pero hay una parte de su historia que no todos conocen y que cambiará tu perspectiva por completo. La mujer serpiente no siempre tuvo una apariencia escalofriante. Medusa era una de las tres hermanas gorgonas (una clase de monstruo femenino). A diferencia de Esteno y Euríale, ella era la única mortal en la familia.

Grandes aplausos

 


El 24 de febrero de 1968, el telón de la Deutsche Oper de Berlín se alzó 165 veces consecutivas para que el tenor italiano Luciano Pavarotti recibiera los aplausos del público, que duraron 1 hora y 7 minutos, tras su interpretación del papel de Nemorino en la ópera L'elissir d'amore, de Gaetano Donizetti.





El 5 de julio de 1983, el telón del Teatro del Estado de la Opera de Viena se alzó 83 veces para que el tenor español Plácido Domingo recibiera los aplausos del enfervorizado público, que duraron 1 hora y 30 minutos, tras su interpretación de La Bohème de Giacomo Puccini.



El contagioso efecto dominó de los aplausos

Según los expertos de la Universidad de Uppsala, el aplauso es reflejo de la presión social que ejerce el grupo.
¿Emocionado por los aplausos que recibió tras una intervención, a su juicio, ejemplar? Sin ánimo de quitarle el entusiasmo, la cantidad o fuerza de los aplausos no tiene por qué ser prueba de la calidad de una actuación.
Así lo dicen al menos expertos suecos que han estudiado el tema de cerca.
Según ellos, el aplauso es contagioso y la duración de una ovación depende de cómo se comportan los miembros de una multitud.
Sólo hace falta que un pequeño número de personas comience a aplaudir para que esta forma de expresión se extienda por todo un grupo, y con que uno o dos individuos decidan dejar de batir las palmas, el aplauso se apagará.
El principal autor de la investigación, Richard Mann, de la Universidad de Uppsala, señaló: "Se pueden obtener duraciones de aplausos bastante diferentes incluso con la misma calidad de una actuación. Esto sólo se debe a la dinámica de la gente que forma parte del público".

Reacción en cadena
Para realizar su trabajo, los expertos estudiaron imágenes de video de grupos de estudiantes que asistían a una presentación pública.
Según descubrieron, sólo hizo falta que una o dos personas pusieran sus manos juntas para que la ola de aplausos se extendiera por todo el público.
Estas palmadas generaron una reacción en cadena en la que, espoleados por el sonido, otros miembros de la audiencia se unieron al aplauso.
"La presión proviene del volumen de los aplausos en la sala más que por lo que haga la persona que está sentada a su lado", explicó Mann.
La intervención que se había visto, independientemente de lo brillante que fuera, tuvo poco efecto en la duración de la ruidosa aclamación.
De hecho, los investigadores constataron que la duración del aplauso varió enormemente en los distintos grupos analizados.
Mann le dijo a la BBC: "En un caso, un público puede aplaudir una media de 10 veces por persona. En otra ocasión, pueden aplaudir tres veces más.
"Y todo se debe a que Ud. siente la presión social de empezar a aplaudir, y una vez ha comenzado a hacerlo, hay una presión igualmente fuerte para no detenerse, hasta que alguien comienza a parar".
Los científicos creen que aplaudir es una forma de "contagio social" que refleja cómo las ideas y las acciones ganan y pierden su momentum.
El estudio de este fenómeno, aseguran, puede aportar luz a otras áreas, como por ejemplo el análisis de las idas y venidas de las tendencias de moda o la expansión de las ideas a través de internet.
Mann precisó: "Aquí pusimos a prueba si es mayor la influencia del total de personas en una sala o de las personas sentadas a nuestro alrededor.
"El equivalente en redes sociales como Facebook o Twitter sería estudiar si Ud. es más propenso a seguir una tendencia si ve que muchas personas del mundo en general la mencionan o sólo si sus amigos más cercanos lo hacen".