El 10 de abril de 1912, el transatlántico Titanic sale del puerto de Southampton (Reino Unido) con destino a Nueva York (Estados Unidos).
Tras zarpar de Southampton el 10 de abril de 1912, el Titanic recaló en Cherburgo (Francia) y en Queenstown (actual Cobh) en Irlanda, antes de poner rumbo al océano Atlántico. A las 23:40 del 14 de abril, cuatro días después de zarpar y a unos 600 km al sur de Terranova, el buque chocó contra un iceberg. La colisión abrió varias planchas del casco en el lado de estribor bajo la línea de flotación, a lo largo de cinco de sus dieciséis mamparos, que comenzaron a inundarse. Durante dos horas y media, el barco se fue hundiendo gradualmente por su sección de proa mientras la popa se elevaba y, en este tiempo, varios cientos de pasajeros y tripulantes fueron evacuados en los botes salvavidas, de los cuales casi ninguno fue llenado hasta su máxima capacidad.
Un número muy elevado de hombres perecieron debido al estricto protocolo de salvamento que se siguió en el proceso de evacuación, conocido como «Las mujeres y los niños primero».78 Poco antes de las 2:20 del 15 de abril, el barco se partió en dos y se hundió con cientos de personas todavía a bordo. La mayoría de los que quedaron flotando en la superficie fallecieron de hipotermia, aunque algunos consiguieron ser rescatados por los botes salvavidas. Los 712 supervivientes fueron recogidos por el transatlántico RMS Carpathia unas horas después. (W)
Curiosidades
No es un hecho muy conocido el que el Titanic, aquel buque insumergible que se sumergió en su primera travesía oceánica, fue construido a semejanza de un barco gemelo, aunque algo más ligero, llamado Olimpic. Al ser botado, el Olimpic chocó con el crucero británico Hawke y tuvo que ser llevado a los astilleros de Belfast para su inmediata reparación.
Pero esta no es la única casualidad o coincidencia notable relacionada con el Titanic. En una novela escrita en 1898 por Morgan Robertson (1861-1915), titulada Futilidad, se narraba el hundimiento del buque transoceánico de lujo Titán, calificado de insumergible, al chocar contra un iceberg en aguas del Atlántico, una noche de abril. En la novela, como en el caso real, la ineficacia de los planes de salvamento, la carencia de un número suficiente de botes salvavidas y la extrema frialdad del agua hacen perecer a todos los viajeros. Lo curioso del caso es que esta novela fue publicada catorce años antes de que, en 1912, ocurriese el verdadero hundimiento del Titanic.
Y aún hay más. Parece ser que, en 1935, 23 años después del hundimiento del Titanic, William Reeves, marinero nacido precisamente el mismo día en que se hundió el trasatlántico, que estaba de guardia en su barco, tuvo un extraño presentimiento e hizo detener la marcha al cruzar una zona del océano Atlántico cercana a donde se había producido en 1912 aquella terrible catástrofe. Al observar detenidamente la zona, se comprobó que aquella parada había sido providencial, puesto que el buque estaba en rumbo de colisión con un gran iceberg. Lo más curioso de todo es que este tercer barco se llamaba Titanian.
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