.

domingo, 15 de junio de 2025

¿Quién conoce a Pravda, la superviviente?


Hasta hace unos días nada sabía de esta heroína motorizada de los años ´60. Pravda (Pravda, la superviviente) es un cómic erótico dibujado por Guy Peellaert y escrito por Pascal Thomas, publicado en 1967.

"Pravda" representa un hito en la narrativa visual de la cultura pop y la rebeldía juvenil. A través de una estética audaz y un uso innovador del collage, la obra captura la esencia de una generación en busca de identidad y expresión. Peellaert y Thomas yuxtaponen imágenes icónicas de la cultura popular con elementos subversivos, creando una narrativa fragmentada que refleja la complejidad y la ambigüedad de la juventud. 

El cómic se erige como un testimonio visual de una época marcada por la experimentación, la contestación y la búsqueda de nuevos ideales, consolidándose como una referencia clave para comprender la iconografía y las aspiraciones de la rebeldía juvenil en el contexto de la cultura pop.

Pravda, inspirada en la cantante francesa Françoise Hardy, pero que originalmente se llamaría Prava en honor al movimiento provo neerlandés, es la líder de una banda de motociclistas que recorre una ciudad futurista. Sus integrantes, de pelo largo y ataviadas únicamente con cinturones de cuero, aterrorizan al público. Sus oponentes no son solo la policía, sino también una banda de motociclistas.

El editor francés Eric Losfeld publicó "Pravda, la superviviente" como álbum en la revista satírica mensual Hara-Kiri en 1967. La edición alemana, traducida por Ingrid Eichler, fue publicada por Schünemann en 1968 con prólogo de Peter Zadek. En 1973, le siguió otra publicación alemana como serial en la revista de cómics Pip.  También se publicó una traducción al neerlandés en 1968.

En 1968, Der Spiegel consideró a Pravda como "una mezcla de Marlon Brando y Coca-Cola", que era "violenta y antiautoritaria sin ninguna ideología política". En Die Zeit, Siegfried Schober escribió en 1969 que "cuando uno se cansa de los bonitos colores, las ideas visuales a veces encantadoras y, finalmente, de la propia señorita Pravda", el cómic "ya no es tan gracioso, sino más bien serio y aburrido". Tomando Pravda como ejemplo, Andreas C. Knigge ve "miedo a la censura, de la cual uno quería protegerse mostrando claramente sus estándares artísticos". (W)





"Pravda" también fue el nombre del órgano oficial del Partido Comunista soviético. Pravda significa "verdad". Durante décadas, fue el principal portavoz del régimen soviético, difundiendo su ideología y moldeando la opinión pública. Si bien oficialmente afirmaba presentar la verdad, Pravda funcionaba más como una herramienta de propaganda, seleccionando cuidadosamente la información para alinearla con la agenda del partido.



"No hay un autor más apropiado para ilustrar esta paradoja que el belga Guy Peellaert. Aunque no ha sido hasta la presente edad dorada del cómic (vía novela gráfica) cuando se ha valorado su aportación al medio en sus justos términos. En los años sesenta Peellaert consiguió que sus dos únicos cómics publicados se convirtieran también en legítimos objetos pop: Les aventures de Jodelle (1966, con guion de Pierre Bartier) y Pravda, la survireuse (1968, guionizada por Pascal Thomas) son dos trabajos que estilísticamente recuerdan a la obra de artistas como Allan D’Arcangelo o Tom Wesselmann, pero que, más que remitir a ellos o a cualquier otro coetáneo pop, se limitan a compartir un mismo momento cronológico y una sensibilidad artística similar. Dicho lo cual, en Pravda encontramos casi todos los recursos técnicos e iconográficos del pop art: desde las variaciones de color sobre un mismo motivo de Andy Warhol (botes de tomate Campbell incluidos) a las yuxtaposiciones y los reflejos distorsionados de James Rosenquist, pasando por las lexías caligráficas de Robert Indiana o los objetos de consumo vaciados de contenido de Jasper Johns; sin olvidarnos, claro, de la psicodélica estridencia cromática de un ilustrador como Heinz Edelmann y su Yellow Submarine. Pravda es un catálogo de arte pop, pero al mismo tiempo es una crónica efervescente de su época; un roadcómic frenético y vertiginoso que se titula como el nombre de su protagonista.

La bella Pravda (que hubiera podido llamarse Brigitte Bardot, Jane Birkin o Françoise Hardy) atraviesa en su moto el ideario de una modernidad cargada de futuro a punto de tropezar con el desencanto postmoderno de los sueños rotos. Es joven, es libre, es salvaje, pero está atrapada en un universo urbano invadido por luces de neón, intimidantes carteles publicitarios y una mecanización vertiginosa que amenaza con devorar los últimos restos de humanidad de nuestra sociedad. Como una «heroína fantaerótica» nacida en un sueño lisérgico, Pravda espolea los pistones de su montura mecánica en busca de una reivindicación generacional bien conocida: la del amor libre, el despertar feminista, la distorsión psicodélica, la denuncia del feroz consumismo capitalista... Sueños de juventud y revolución. Como explica Henry Chapier en el prólogo a la edición francesa, «la furia de Pravda la hace diferente, porque explica la rebelión de su juventud, la sed de destruir para crear otra cosa, sin llegar muy bien a saber cuál.» (1968: 7).

Peellaert y Thomas plantean su cómic en términos de experimento visual pop y psicodélico, pero al mismo tiempo llevan a cabo un alegato sin medias tintas a favor del cambio y la huida hacia adelante. Cada vez que la heroína de Pravda se enfrenta a sus enemigos (motoristas sin escrúpulos, excavadoras asesinas, cowboys hiperhormonados, superficiales artistas de Hollywood o aristócratas zombis) y los derrota, está en realidad poniendo de relieve el fracaso de una sociedad conservadora y atrofiada, cuyos valores tradicionales (Dios, familia y Estado) parecían, en los años sesenta, consumirse entre sus propias cenizas". (F)




Al mismo tiempo, el cómic de Peellaert denuncia con colorida violencia la falsedad que representan los ídolos de la modernidad y el falso progreso: el consumismo capitalista desaforado, la mecanización descontrolada, la destrucción del medioambiente o el frívolo culto a la imagen. De todos ellos escapa Pravda en su moto, salvaje y desprejuiciada, arrollando a quienes se interponen y fustigando a aquellos que, con sus falsos halagos, intentan retenerla. Consciente de que la libertad individual avanza en dirección contraria a un sistema que nos prefiere dóciles e iguales. 









The adventures of Jodelle & Pravda by Guy Peellaert



No hay comentarios:

Publicar un comentario