Retrato de Paul Delaroche, por Eugène-Ferdinand Buttura.
La ejecución de Lady Jane Grey es una pintura al óleo, obra de Paul Delaroche realizada en 1833 y exhibida en la National Gallery de Londres.
Enormemente popular en las décadas inmediatamente posteriores, esta obra, al igual que otras pinturas realistas de temas históricos, perdió el favor de la crítica durante el siglo XX, permaneciendo almacenada durante décadas y llegando a considerarse una obra perdida. Restaurada y exhibida de nuevo desde 1975, la pintura volvió a ganar popularidad, especialmente entre el público joven.
La obra fue ejecutada después de la revolución de julio de 1830, la cual había provocado el exilio de Carlos X, último rey Borbón de Francia. La pintura posee similitudes con la ejecución de Luis XVI de Francia, hermano de Carlos, y, sobre todo, con la ejecución de María Antonieta, causando sensación y siendo altamente popular en el Salón de París durante su primera exhibición en 1834.
Originalmente adquirida por Anatole Demidov, I príncipe de San Donato, como parte de la colección Demidov, pasó a manos en 1870 de Henry Eaton, I barón Cheylesmore. A su muerte en 1891, la obra alcanzó un valor de 1.574 libras tras su venta por la casa Christie's al año siguiente, representando dicha cifra menos de la cuarta parte del precio inicial de la obra El monarca de la cañada (7.245 libras), de Edwin Landseer, una de las pinturas más famosas de la época. Fue adquirida por su hijo William Eaton, II barón Cheylesmore, quien legó la obra a la National Gallery de Londres en 1902 junto con otras cuatro pinturas, incluyendo dos cuadros de Landseer de la colección de su padre.
Durante décadas se creyó que la pintura había resultado destruida debido a la desastrosa inundación de la Tate Gallery como consecuencia del desbordamiento del Támesis en 1928, siendo descubierta en 1973 por Christopher Johnstone, curador de la galería, quien estaba escribiendo un libro por aquel entonces sobre el pintor John Martin. Tras revisar los lienzos dañados a consecuencia de la inundación en busca de una pintura de Martin, Johnstone halló una obra suya, La destrucción de Pompeya y Herculano, en óptimas condiciones de conservación, enrollada dentro de la obra de Delaroche, también en óptimas condiciones, siendo esta última transferida a la National Gallery, lugar al que debería haber sido trasladada cuando las colecciones de arte nacionales fueron repartidas tras la fundación de la Tate Gallery.