El 2 de agosto de 1385 en Pamplona se celebra la primera corrida de toros. Un cristiano y un moro, llegados de Zaragoza, lidian y matan dos toros en presencia del rey Carlos II de Navarra.
La corrida de toros es una fiesta en la que se corren o lidian toros bravos, a pie o a caballo (rejoneo), en un recinto cerrado para tal fin, la plaza de toros.
Los actos que la comprenden se denominan lidia y consisten en realizar por parte de los toreros —matadores de toros, banderilleros, picadores y subalternos— una serie de acciones denominadas suertes; estas acciones se desarrollan desde que el toro sale del toril hasta que se produce el arrastre. Al conjunto de suertes realizadas en la plaza se le denomina lidiar o torear, siendo el toreo el arte o habilidad de lidiar.
A pesar de la fecha mencionada en esta entrada (2 de agosto de 1385) se desconoce el momento y el lugar preciso en el que se empiezan a correr los toros, las referencias documentales y artísticas de las mismas datan del siglo XI en Ávila donde se corrieron toros para celebrar una boda, y del siglo XIII en Zamora donde hubo una plaza para celebrar festejos taurinos según se describe en el Fuero de Zamora. Las corridas de toros como espectáculo moderno a pie, tuvieron su origen en España a finales del siglo XVIII.
Un poco más de historia
Aunque las corridas de toros sean un espectáculo singular y vergonzosamente español, su origen se remonta a los sangrientos juegos romanos y las crueles venationes en las que se mataban miles de animales para divertir a un público sediento de sangre y fuertes emociones. Según cuenta Plinio el Viejo, en su Historia Natural, Julio César introdujo en los juegos circenses la lucha entre el toro y el matador armado con espada y escudo, además de la “corrida” de un toro a quien el caballero desmontando derribaba sujetándolo por los cuernos. Otra figura de aquella época, según Ovidio, fue el llamado Karpóforo, que obligaba al toro a embestir utilizando un pañuelo rojo. El sacrificio de toros también se incluía entre los ritos y costumbres que los romanos introdujeron en Hispania.
En Creta, además del relato de la mitología griega que cuenta las aventuras de Ariadna, hija del rey Minos, y Teseo, que mató al Minotauro, hay constancia de la celebración de juegos en la plaza de Cnossos, en cuyo palacio, conocido por el Laberinto, pueden verse frescos que muestran a hombres y mujeres en escenas de tauromaquia, guiados quizá por los mismos mitos y la ignorancia insensata que permite caracterizar a un pacífico animal como un monstruo o enemigo virtual, convirtiéndole en víctima real de nuestro fracaso evolutivo como seres humanos, para poder traficar con la vida y el dolor de cuantos carecen arbitriamente de nuestros inmerecidos privilegios. (Seguir leyendo)
Es un espectáculo sangriento y que debería ser prohibido.
ResponderEliminarY le dicen "cultura"!!!!!!!!
En España apenas un 30% y bajando de la gente dice que está de acuerdo con los toros. Las nuevas generaciones pasan totalmente de esta salvajada y solo los más cazurros , votantes de vox la mayoría, les gusta esto. En diez años desaparecen.
ResponderEliminarCoincido con esa apreciación final. Y además no se enfrentan a un animal con la plenitud de sus fuerzas sino a uno previamente herido y dopado.
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