"El hombre que ríe" fue poco apreciado en su época, a pesar de que Víctor Hugo lo consideraba lo mejor que había escrito. Era demasiado barroco. "He querido abusar de la novela", escribió, "he querido crear una epopeya. He querido forzar al lector a pensar en cada línea. De aquí una especie de cólera del público contra mí".
En "El hombre que ríe", poema visionario, se unen todas las ideas que aparecían en sus obras anteriores. Como escribió Baudelaire, "lo excesivo, lo inmenso, son el dominio natural de Víctor Hugo, se mueve en ellos como en su atmósfera natal". Es una novela sobrecogedora de principio a fin. En todas sus páginas se pueden encontrar frases antológicas.
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