Pablo Segarra Chias, pintor español, nacido en una ciudad pobre y devastada por la reciente guerra civil española. Vivía en el barrio de la Macarena, en el corazón de la ciudad. A la tierna edad de 7 años Chias completó su primer óleo sobre lienzo de pintura. Su padre le permitió utilizar una silla, fuera de la taberna local, como un caballete, y fue desde aquí que vendió su primer cuadro a 10 pesetas alentando a iniciar y seguir con la pintura como un compromiso más profesional. De los pintores locales aprendió a utilizar la trementina y barniz. Y de vez en cuando le presentan con pinceles y lienzo, así como los óleos, todo sorprendido por su determinación y su habilidad natural a una edad tan joven. Cuando era 13 años de edad, Segarra Chias comenzó a apoyar a su familia empobrecida, conseguir un trabajo en el cementerio local, retoque de fotos de los fallecidos antes de pasar a la restauración de las lápidas. Él vendió su propia obra como una línea de lado a los turistas que visitan la zona. Con este nuevo ingreso, a la edad de 18 años asistió a la Academia de Bellas Artes de Sevilla, fundada en 1660 por el gran maestro de Bartolomé Esteban Murillo.
Aprendió las técnicas y los conocimientos obtenidos en la materia para aplicar a su propio estilo y encontrar su verdadero amor de arte clásico. Fue influenciado por artistas como Murillo, Zurbarán, Ramos García, Bilbao Gonzalo y Gil Gómez. Después de completar su formación viajó hasta el norte de África, a saber, Marruecos, donde fue absorbido por las costumbres de sus pueblos e inspirado por su misterio y exotismo. Su trabajo capta la sugerencia de la belleza al mismo tiempo dejando siempre espacio para la imaginación y el misterio. Su producción es muy limitada debido al trabajo profundo y cuidadoso que necesita para poner en cada una de sus pinturas. Se ha demostrado y se recoge sistemáticamente en su España natal y más notablemente en el emirato árabe, América y el Reino Unido.
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