La revista y el nombre de Jana tuvieron bastante éxito, y mientras el cómic duró, se convirtió en una especie de franquicia, surgiendo distintas "variantes" de la revista, todas de la editorial Sarpe. Una tercera, aparte de Super Jana y Álbum Jana, fue "Las historias de Jana".
Dos historietas de la colección de seis álbumes, bajo los títulos de El fantasma del castillo, El secreto de Lara, El quinto cisne mágico, El misterio del bucanero, El fantasma del espejo, y El misterio de la Roca del Diablo.
¿Por qué ya no se escriben historias de fantasmas?
La disminución en la popularidad de las historias de fantasmas puede atribuirse a diversos factores. Entre ellos, se destaca la creciente sofisticación del público, que demanda narrativas más complejas y originales, así como la saturación del mercado con contenido paranormal. Adicionalmente, el auge de otros subgéneros dentro del terror y la fantasía ha desviado la atención de los relatos espectrales tradicionales.
La popularidad de las historias de fantasmas ha experimentado un declive notable en las últimas décadas. Este fenómeno puede atribuirse a una combinación de factores culturales y tecnológicos.
En primer lugar, el auge del escepticismo científico ha erosionado la credibilidad de lo paranormal. La sociedad moderna, cada vez más informada y racionalista, tiende a buscar explicaciones lógicas y empíricas a los fenómenos inexplicables, relegando las narrativas sobrenaturales al ámbito del entretenimiento.
En segundo lugar, el exceso de información y la sobreexposición a contenidos audiovisuales han generado una saturación en el público. Las historias de fantasmas, otrora novedosas y aterradoras, se han vuelto predecibles y repetitivas, perdiendo su capacidad de sorprender y cautivar.
Finalmente, la evolución de los gustos y preferencias del público ha desplazado el interés hacia otros géneros narrativos. La ciencia ficción, el thriller psicológico y el horror más visceral han ganado terreno, ofreciendo nuevas formas de explorar los miedos y ansiedades humanas.
La disminución en la popularidad de las historias de fantasmas refleja un cambio en la cosmovisión de la sociedad, un aumento en la exigencia del público y una diversificación de las opciones de entretenimiento. Si bien es improbable que desaparezcan por completo, su papel en la cultura popular se ha visto considerablemente reducido.

Historias generadas desde la penumbra
Las historias de fantasmas nacieron preferentemente en ámbitos desprovistos de energía eléctrica lo que favorecía a crear imágenes asociadas a lo paranormal.
La ausencia de luz artificial, característica común en épocas y lugares donde estas historias florecieron, fomentaba una atmósfera de misterio y temor. En la oscuridad, la mente humana tiende a completar la información sensorial incompleta, dando lugar a interpretaciones subjetivas de sombras, ruidos y otros fenómenos ambiguos. Estos estímulos, desprovistos de una explicación racional inmediata, eran fácilmente atribuidos a presencias espectrales o manifestaciones sobrenaturales. Por consiguiente, la carencia de energía eléctrica no solo definía un contexto físico específico, sino que también actuaba como catalizador psicológico, intensificando la predisposición a creer en lo paranormal y a perpetuar el ciclo de las historias de fantasmas.
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