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miércoles, 10 de julio de 2024

Mitos de la creación (2)

 


La humanidad ha buscado durante siglos respuestas a las preguntas más fundamentales sobre su origen y existencia. Los mitos de la creación del hombre, presentes en diversas culturas y tradiciones, ofrecen una ventana a las concepciones simbólicas y cosmológicas que han guiado el entendimiento del ser humano a lo largo de la historia.

Estos relatos míticos, impregnados de simbolismo y espiritualidad, abordan la compleja cuestión del origen del hombre de maneras únicas y fascinantes. Desde la creación a partir de la tierra o el barro, hasta la intervención de divinidades o fuerzas sobrenaturales, cada mito refleja la visión particular de una cultura sobre la naturaleza del ser humano y su lugar en el universo.

Si bien estos relatos pueden diferir en sus detalles, comparten la característica común de buscar dar sentido a la existencia humana y a nuestro papel en el cosmos. Más allá de las explicaciones científicas, los mitos de la creación evocan un entendimiento profundo de la condición humana, explorando temas como la naturaleza del alma, la relación entre el hombre y lo divino, y la búsqueda de un propósito trascendental.

En conclusión, el estudio de los mitos de la creación del hombre nos invita a reflexionar sobre nuestros orígenes, nuestra identidad y nuestro lugar en el mundo. Estos relatos simbólicos, cargados de significado cultural y espiritual, nos acercan a una comprensión más holística y enriquecedora de la experiencia humana.

El mito de la creación es un relato mitológico-religioso que busca presentar el inicio del universo, de la Tierra, de la vida y del primer humano, normalmente a través de la tesis de que tal inicio sería posible desde un acto deliberado de creación realizado por una o varias deidades.


VER TAMBIÉN:

Mitos de la creación (1)

Europa

Grecia clásica

Los «mitos de origen» o «mitos de creación» representan un intento por hacer comprensible el universo en términos humanos y explicar el origen del mundo.

El relato más ampliamente aceptado del comienzo de las cosas tal como lo recoge la Teogonía de Hesíodo empieza con el Caos, un profundo vacío. De este emergió Gea (la Tierra) y algunos otros seres divinos primordiales: Eros (Amor), el Abismo (el Tártaro) y el Érebo.

Sin ayuda masculina, Gea dio a luz a Urano (el Cielo), que entonces la fertilizó. De esta unión nacieron, primero, los Titanes (Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Tea, Rea, Temis, Mnemósine, Febe, Tetis y Cronos), luego los Cíclopes y los Hecatónquiros o Centimanos. Cronos («el más joven, de mente retorcida, el más terrible de los hijos [de Gea]») castró a su padre y se convirtió en el gobernante de los titanes con su hermana y esposa Rea como consorte y los otros Titanes como su corte. Este tema de conflicto padre-hijo se repitió cuando Cronos se enfrentó con su hijo, Zeus, que persuadido por su madre le desafió a una guerra por el trono de los dioses. Al final, con la ayuda de los Cíclopes (a quienes liberó del Tártaro), Zeus y sus hermanos lograron la victoria, condenando a Cronos y los Titanes a prisión en el Tártaro.​

El pensamiento griego antiguo sobre poesía consideraba la teogonía como el género poético prototípico ―el mythos prototípico― y le atribuían poderes casi mágicos. Orfeo, el poeta arquetípico, era también el arquetipo de cantante de teogonías, que usaba para calmar mares y tormentas en las Argonáuticas de Apolonio, y para conmover los pétreos corazones de los dioses del inframundo en su descenso al Hades. Cuando Hermes inventa la lira en el Himno homérico a Hermes, lo primero que hace es cantar el nacimiento de los dioses.​

La Teogonía de Hesíodo no es solo el relato sobre los dioses conservado más completo, sino también el relato conservado más completo de la función arcaica de los poetas, con su larga invocación preliminar a las Musas. La teogonía fue también el tema de muchos poemas hoy perdidos, incluyendo los atribuidos a Orfeo, Museo, Epiménides, Abaris y otros legendarios profetas, que se usaban en rituales privados de purificación y en ritos mistéricos. Hay indicios de que Platón estaba familiarizado con alguna versión de la teogonía órfica.​


Unos pocos fragmentos de estas obras se conservan en citas de filósofos neoplatónicos y fragmentos de papiro recientemente desenterrados. Uno de estos fragmentos, el papiro de Derveni, demuestra actualmente que al menos en el siglo v a. C. existía un poema teogónico-cosmogónico de Orfeo. Este poema intentaba superar a la Teogonía de Hesíodo y la genealogía de los dioses se ampliaba con Nix (la Noche) como un comienzo definitivo antes de Urano, Cronos y Zeus.​

Los primeros cosmólogos reaccionaron contra, o a veces se basaron en, las concepciones míticas populares que habían existido en el mundo griego por algún tiempo. Algunas de estas concepciones populares pueden ser deducidas de la poesía de Homero y Hesíodo. En Homero, la Tierra era vista como un disco plano flotando en el río de Océano y dominado por un cielo semiesférico con sol, luna y estrellas. El Sol (Helios) cruzaba los cielos como auriga y navegaba alrededor de la Tierra en una copa dorada por la noche. Podían dirigirse oraciones y prestar juramento por el sol, la tierra, el cielo, los ríos y los vientos. Las fisuras naturales se consideraban popularmente entradas a la morada subterránea de Hades, hogar de los muertos.

Países nórdicos

En el principio, estaba el mundo de la niebla Niflheim, y el mundo de fuego Muspelheim, y entre ellos estaba el Ginnungagap, un «hueco profundo», en donde nada vivía. En Niflheim había una fuente de aguas heladas, llamado Hvergelmir (‘caldero rugiente’), que borboteaba, y aquello que caía, lo hacía en Ginnungagap. Al tomar contacto con el vacío se transformaba en hielo, hasta, que al final, el hielo terminó llenándolo. Las ascuas de Muspelheim caían sobre el hielo, creando grandes nubes de vapor de agua, que al llegar otra vez a Niflheim, creaban un bloque de hielo, en uno de los cuales estaba un gigante primitivo, Ymir y una vaca gigante, Auðumbla de la cual se alimentaba Ymir bebiendo su leche. Esta lamió el hielo, creando el primer dios, Buri, que fue padre de Bor, quien a su vez fue padre de los primeros Æsir, Odín, y sus hermanos Vili y Ve. Ymir era un hermafrodita y sus piernas copularon entre sí, creando la raza de los gigantes solo. Luego los hijos de Bor; Odín, Vili, y Ve; asesinaron a Ymir y de su cuerpo crearon el mundo.​

Asia Oriental

China

Una característica única de la cultura china es la relativamente tardía aparición en la literatura de los mitos sobre la creación, que lo hacen tras la fundación del confucionismo, el taoísmo y las religiones populares. Las historias tienen varias versiones, a veces contradictorias entre sí. Por ejemplo, la creación de los primeros seres es atribuida a Shangdi, Tian (el cielo), Nüwa, Pangu o el emperador de Jade.


Japón

La Creación del Cielo y de la Tierra según la mitología japonesa y el Sintoísmo, es la historia que describe el nacimiento legendario del mundo celestial y del mundo terrenal, el nacimiento de los primeros dioses y el nacimiento del archipiélago japonés.

Esta historia es descrita de primera mano al comienzo del Kojiki, primera obra escrita en Japón (712) y del Nihonshoki (720); bases literarias de la mitología japonesa y del sintoísmo. No obstante, el relato varía en algunos aspectos en ambos escritos, pero el más aceptado para los japoneses es el relato del Kojiki.

India

Budismo

En el budismo, el universo no fue creado por un ser superior, sino que forma parte de ciclos de destrucciones y de creaciones inherente a la propia naturaleza. Es como el símil de un ser vivo, el cual nace y muere, y (de acuerdo a la creencia budista) luego vuelve a nacer y repetir el ciclo.


Hinduismo

El dios despedazado

La leyenda más antigua está contenida en el himno «Púrusha sukta» (del Rig-veda, el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a. C.). Describe la creación del universo a partir de los remanentes de un gigantesco dios primigenio llamado Púrusha en una época muy antigua en que se realizaban púrusha medha (‘sacrificios humanos’).

El huevo cósmico

Se desconoce cuándo los sacrificios humanos fueron reemplazados por sacrificios de animales. Posteriormente a la aparición del budismo (siglo VI a. C.) con su ajimsá (‘no violencia’) también desaparecieron los sacrificios de animales y aparecieron nuevas leyendas que contradecían la leyenda original.

El universo emanó de un huevo cósmico Hiranyagarbha (‘útero de oro’). Del huevo nació Prayapati. (Este Prajapati más tarde ―en la época puránica― fue identificado como el demiurgo Brahmá).

Judaísmo y cristianismo

El libro del Génesis se relata cómo Dios, creó todo el mundo en 6 días y al primer hombre Adán con arcilla en el huerto del Edén; luego creó a Eva a partir de un «hueso» de Adán;13​ la caída de ambos en desgracia por comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal; la historia de sus dos primeros hijos

Caín y Abel; la aparición de tribus y razas y el desarrollo de los pueblos; la historia de la Torre de Babel; el dios Yahveh castiga a la humanidad por sus pecados con un diluvio universal (salvando a Noé y a una pareja de cada especie animal).

Mesopotamia

El universo apareció por primera vez cuando Nammu, un abismo sin forma, se abrió a sí mismo y en un acto de autoprocreación dio nacimiento a An (dios del cielo), y a Ki (diosa de la Tierra), referidos comúnmente como Ninhursag.

La unión de An y Ki produjo a Enlil, el señor del viento, quien finalmente se convirtió en el líder de los dioses. Después del destierro de Enlil de Dilmun (el hogar de los dioses) debido a la violación de Ninlil tenían un niño, Sin (dios de la Luna), también conocido como Nannar.

Sin y Ningal dieron a luz a Inanna (diosa del amor y de la guerra) y a Utu o Shamash (dios del Sol). Durante el destierro de Enlil, él engendró tres deidades del inframundo junto con Ninlil, el más notable de ellos fue Nergal.

Nammu también dio a luz a Enki o Abzu, dios del abismo acuático. Enki también controló el Me, los decretos sagrados que gobernaron las cosas básicas tales como la física y las cosas complejas tales como el orden y leyes sociales. Esto considera el origen de la mayoría del mundo.

Cierto mito mesopotámico afirma que el hombre creció de la tierra como una planta.


Sureste asiático

Filipinas

Debido a los intensos intercambios culturales que se prolongan durante milenios, muchas de las mitologías de una variedad de grupos étnicos en Filipinas tienen similitudes, de una forma u otra. Algunos ejemplos son: (1) los mitos de la creación del pueblo bicolano y los pueblos de Visayan, cuyos nombres de deidades son diferentes pero las actividades registradas en sus mitos de creación son extremadamente similares; (2) la presencia de deidades llamadas Mayari / Malayari / Apûng Malyari, que prevalece en las mitologías Tagalog, Kapampangan, y Sambal; (3) la presencia de deidades lunares, llamadas Bulan en las mitologías Hiligaynon, Karay-a, Cebuano y Bicolano, y deidades serpiente llamadas Bakunawa en las mitologías Hiligaynon, Karay-a, Cebuano y Bicolano (4) presencia de monstruos devoradores de luna llamados Tambanokano en las mitologías Mandaya y Manobo, donde el Mandaya Tambanokano se representa como un cangrejo, mientras que el Manobo Tambanokano se representa como una tarántula o escorpión, según el subgrupo étnico; [cita requerida] (5) la presencia de deidades enemigas llamadas Gugurang y Asuang en la mitología de Bicolano y Agurang y Aswang en la mitología de Hiligaynon. y (6) la presencia de deidades llamadas Kabunian en las mitologías de los pueblos Ibaloi o Bontoc.


Religiones modernas

Mormonismo

Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (comúnmente conocidos como mormones) tienen su propia interpretación del mito del Génesis; ellos creen que la realidad física (espacio, materia y energía) es eterna y por lo tanto no tiene origen. El Creador es un arquitecto y organizador de la materia preexistente. Además de la organización premortal de la tierra a partir de materia existente, Joseph Smith dice que no existe la materia inmaterial. Todo espíritu es materia, pero es más fina o pura, y solo puede ser vista por los ojos más puros; nosotros no podemos verla; pero cuando los cuerpos se purifican podemos ver que es todo materia.

Por otro lado, las escrituras de los Santos de los Últimos Días incluyen dos mitos de la creación: el primero encontrado en el Libro de Moisés (que se encuentra en La perla de gran precio), es una ampliación del mito del Génesis pero poniendo énfasis en la noción de «creación espiritual» (Libro de Moisés 4:5 y ss.) según la cual la creación durante una semana y las descripciones del Edén se fusionan en una narración más larga; el segundo se encuentra en el Libro de Abraham (también dentro de La perla de gran precio), hace énfasis en el rol de un consejo divino antes de la creación de la Tierra (Libro de Abraham 3-5).

Cienciología

Según el escritor estadounidense de ciencia ficción, Ron Hubbard ―fundador de la doctrina de la dianética―, Xenu (también Xemu) era el dictador de la Confederación Galáctica, que hace 75 millones de años trajo miles de millones de personas a la Tierra en naves espaciales parecidas a aviones DC-8. Seguidamente, los desembarcó alrededor de volcanes y los aniquiló con bombas de hidrógeno. Sus almas se juntaron en grupos y se pegaron a los cuerpos de los vivos, y aún siguen creando caos y estragos.

Los cienciólogos conocen a esta leyenda como «El Incidente II», y las memorias traumáticas se asocian a estos como la «Pared de Fuego» o «La implantación de R6». La historia de Xenu es una pequeña parte de la gran gama de creencias de la cienciología sobre civilizaciones extraterrestres y sus intervenciones en acontecimientos terrenales, en conjunto descritos como una obra de ciencia ficción sobre los viajes en el espacio por L. Ron Hubbard, el fundador de la cienciología.

Hubbard reveló detalladamente esta historia a los integrantes del nivel OT III en 1967. En la historia de Xenu se dio la introducción del empleo del volcán como un símbolo común de la cienciología y la dianética, que persiste hasta nuestros días.

Las críticas a la cienciología a menudo utilizan la historia de Xenu en contra suya. La cienciología ha tratado infructuosamente de mantener confidencial la historia de Xenu. Los críticos demandan que la revelación de la historia es de interés público, considerando el alto precio exigido para alcanzar el nivel OT III. La cienciología solo enseña esta doctrina a los miembros que han contribuido con grandes cantidades de dinero a la organización.

La cienciología evita hacer mención de Xenu en declaraciones públicas y ha hecho un esfuerzo considerable a mantener la confidencialidad, incluyendo acciones legales basadas en los derechos de propiedad intelectual y en el secreto comercial. A pesar de esto, mucho material sobre Xenu se ha filtrado al público.

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