Retrato de Juana de Arco con bandera y lirios en el fondo de la Catedral de Notre Dame por Albert Lynch
Juana de Arco ha sido una figura recurrente en la ilustración y la pintura a lo largo de la historia, sirviendo como símbolo de valentía, fe y patriotismo. Las representaciones artísticas varían desde ilustraciones que enfatizan su papel como líder militar y heroína nacional francesa, hasta pinturas que exploran su espiritualidad y sufrimiento durante su juicio y ejecución. A menudo, se la representa con armadura, blandiendo una espada o estandarte, o en momentos de revelación divina. Estas obras buscan capturar la complejidad de su personaje, resaltando tanto su fuerza como su vulnerabilidad, y perpetuando su legado como una de las figuras más emblemáticas de la historia.
La imagen de Juana de Arco en la Francia de fin de siglo XIX
A lo largo del siglo XIX, se prodigaron las imágenes de Juana de Arco, sobre todo en el ámbito francés, que la reclamó como figura icónica de la patria gala. Juana va a ser representada en los distintos pasajes de su vida: la iluminación, la batalla, victoriosa, procesada y muerta en la hoguera. Así, contamos con numerosos lienzos y estatuas de la Doncella de Francia a lo largo del siglo, a cargo de Ingres, Henri Revoil, Paul Delaroche o Adolphe-Alexandre Dillens y esculturas de Emmanuel Frémiet, Paul Dubois o Henri Chapu. Es reseñable la interpretación que hace del tema Paul Gauguin en 1889. Fuera de las fronteras visitarán también el tema los Prerrafaelitas: Millais, Rossetti, Annie Louisa Swynnerton, William Blake Richmond o Frank Dicksee.
Obra de Frank DuMond. Frontispicio para Personal Recollections of Joan of Arc. 1896. Arriba, en letras góticas aparece la cartela “JEAN D’ARC MARTYR”.
En Juana de Arco concurre también el paradigma de santa martirizada: el triunfo sobre la muerte. Además, como las santas barbadas, Juana es una virgo fortis, una mujer guerrera, con atributos tanto femeninos como masculinos. La iconografía finisecular va a retratar a la Dama de Orleans con coraza, como guerrera, y con larga cabellera pelirroja, como doncella. Es una suerte de combinación exitosa de la andrógina del fin de siglo. Un autor foráneo cantará también a Juana de Arco. Es Mark Twain en su obra titulada Personal Recollections of Joan of Arc, by the Sieur Louis de Conte, publicada seriada en el Harper’s Magazine en 1895 y apareció en forma de libro en 1896. El texto pretende ser una traducción de un antiguo manuscrito en el que Louis de Contes narra en primera persona los tres hitos clave de la vida de Juana: su juventud en Domrémy, como guerrera bajo las órdenes de Carlos VII y su juicio inquisitorial en Rouen. En la versión ilustrada de 1896 cabe señalar el frontispicio de Frank DuMond titulado Jeanne D’Arc Martyr cargado de simbolismo. Juana ataviada con una túnica blanca está atada a un poste sobre la pira inquisitorial. Su bello rostro tiene la mirada perdida hacia la larga cruz que se presenta ante ella. Al fondo la Catedral de Rouen y debajo un prelado que parece aclamar la sentencia de muerte a los presentes. Esta imagen está flanqueada por dos grandes espadas, símbolo del combate de Juana por Francia y en las esquinas superiores dos cruces góticas en piedra que parecen continuar las grisallas de esculturas de un santo y de la Virgen a ambos lados. (F)
Octave Denis Victor Guillonnet. Portada para el libro Jeanne d’Arc de Frantz Funck-Brentano. 1912.
Fotograma de La pasión de Juana de Arco.

Juana de Arco en 15 cuadros: así la vieron los artistas de todas las épocas
Con el pelo largo o corto, morena o pelirroja, campesina o guerrera, triunfante o derrotada... Cómo imaginaron a la santa guerrera los pintores desde el siglo XV hasta principios del siglo XX. (FUENTE)
@crisdealzaga1 de 14 'Juana de arco en la oración' (1865), por John Everett Millais (1829-1896). Colección privada.
2 de 14 'Juana de Arco' (1879) inmortalizada por Jules Bastien-Lepage (1848-1884). Metropolitan Museum (MET) de Nueva York.
3 de 14 'Juana de Arco', por Charles Amable Lenoir (1860-1926). Colección particular.
4 de 14 Así representó Dante Gabriel Rossetti (1828-1882) a 'Juana de Arco' en 1882. El cuadro está en el Fitzwilliam Museum de Cambridge (Reino Unido). © Fitzwilliam Museum
5 de 14 'Guerra de los 100 años: Juana de Arco en armadura antes de Orleans' (1886-1890), por Jules Eugene Lenepveu (1819-1898). En el Panteón de París.
6 de 14 'Juana a caballo', ilustración de 'Les vies des femmes célèbres' de Antoine Dufour (1504). Museo Dobrée en Nantes (Francia).
7 de 14 'Juana de Arco' en la coronación de Carlos VII en la Catedral de Reims' (1854), por Jean Auguste Dominique Ingres (1780-1867). Puede verse en el Museo del Louvre (París).
8 de 14 'Los ciudadanos de Troyes entregan las llaves de la ciudad a Juana y al delfín'. Miniatura del manuscrito 'Las vigilias de Carlos VII', por Marcial de Auvernia (siglo XV).
9 de 14 'Entrada de Juana de Arco en Orleans' (1885). Jean Jacques Scherrer (1855–1916). Museo de Bellas Artes de Orleans (Fancia).
10 de 14 'Captura de Juana de Arco' (1847-1852), de Adolf Alexander Dillens (1821-1877). Museo Ermitage en San Petersburgo (Rusia).
11 de 14 'Juana de Arco interrogada en su celda por el cardenal de Winchester' (1824), óleo de Paul Delaroche (1757-1856). Museo de Bellas Artes de Ruan.
12 de 14 'Los últimos instantes' de Juana de Arco reflejados por Jules Eugene Lenepveu (1819-1898). En el Panteón de París.
13 de 14 'Juana de Arco en la hoguera', del manuscrito 'Las vigilias de Carlos VII', por Marcial de Auvernia (siglo XV).
14 de 14 'Santa Juana de Arco', grabado de Albert Lynch (1860–1950) que apareció en la revista 'Figaro Illustre' en 1903.
Juana de Arco en Google
El 18 de junio de 1429, en Francia, los franceses liderados por Juana de Arco vencen al ejército inglés liderado por sir John Fastolf en la Batalla de Patay.
La batalla de Patay fue una de las batallas más importantes de la guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia. Se trata del enfrentamiento que cambió en forma decisiva el curso de la guerra —que hasta aquel momento favorecía a los ingleses—, y, aunque a menudo se atribuye la victoria al genio militar de Juana de Arco, la mayor parte de la acción se desarrolló en la vanguardia y acabó mucho antes de que el grueso del ejército francés (que ella comandaba) llegase al campo de batalla.
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