El 5 de diciembre de 1664 se hundió un barco en el estrecho de Menay, en la costa norte de Gales, muriendo 82 pasajeros, todos los que componían el pasaje, salvo un hombre llamado Hugh Williams. El 5 de diciembre de 1785, otro barco se hundió, pereciendo 60 pasajeros y dejando un único superviviente, llamado Hugh Williams. El 5 de agosto de 1860, el hundimiento de un tercer barco provocaba la muerte de 25 pasajeros y un único superviviente, llamado—¿Cómo no?— Hugh Williams.
Corría el año 1665 cuando Hugh Williams embarcó en el puerto junto con 82 personas más. En ese momento, nada indicaba que aquel robusto barco fuera a naufragar tal y como ocurriría pocos días después, exactamente el 5 de diciembre frente a las costas de Gales, en el estrecho de Menai.
De una catástrofe de tales dimensiones, sorprende que hubiera un superviviente. Él. Y por si este hecho no fuera asombroso ya de por sí, adelantaré que el mismo suceso se repetiría años más tarde, tratándose de una de las coincidencias más raras jamás registradas que implica a tres barcos, que se hundieron exactamente en el mismo lugar, día y mes.
Ciento veintiún años después, el 5 de diciembre de 1786, la casualidad quiso que se hundiera otro navío en el que perecieron setenta almas, todas excepto la de un pasajero llamado Hugh Williams, por supuesto en el mismo lugar que el primero, frente a la costa de Gales y el estrecho de Menai.
Dos buques que se hunden en la misma zona y el mismo día del mes y en los que hay un único superviviente con el mismo nombre y apellido, no me negaréis que es un poco fantasmagórico, pero si además añadimos que la historia no termina ahí, comienza a erizársenos el vello.
De nuevo un 5 de diciembre, en el año 1860 otro barco correría la misma suerte al aproximarse a las costas de Gales, naufragando en el Estrecho de Menai, donde sorprendentemente hubo un único superviviente de un total de 25 a bordo y como ya estaréis imaginando, este hombre se llamaba Hugh Williams.
En naufragios no es nada común que un solo pasajero llegue a sobrevivir, y en esta historia verídica tres veces logró hacerlo.
Obviamente, la lógica nos dice que no podía tratarse de la misma persona porque habría tenido más de 250 años ¿Era Hugh Williams un viajero del tiempo? o ¿el nombre de Hugh Williams puede atraer la mala suerte sobre aquellos que le rodean?
Un viaje a través del tiempo es un concepto de desplazamiento hacia adelante o atrás en diferentes puntos del tiempo, así como lo hacemos en el espacio.
Es innegable que todos viajamos en el tiempo. Por ejemplo, durante los últimos doce meses, nos hemos movido un año adelante en el tiempo o lo que es lo mismo, hemos viajado en el tiempo a la velocidad de 1 hora por hora.
La pregunta sería: ¿podemos viajar en el tiempo a mayor o menor velocidad de 1 hora por hora? o ¿podemos viajar atrás en el tiempo retrocediendo, digamos, 2 horas por hora? ¿o 30 o 100 años por hora? (F)
El misterio que rodea los trágicos hundimientos de tres barcos en diferentes siglos, todos con un único superviviente de nombre Hugh Williams, ha capturado la imaginación de muchas personas a lo largo de la historia. Estos eventos, ocurridos en el estrecho de Menay en la costa norte de Gales, han generado teorías y leyendas que perduran hasta nuestros días.
La coincidencia de estos eventos ha llevado a especulaciones sobre posibles explicaciones sobrenaturales o predestinación. Algunos sugieren que Hugh Williams podría ser un viajero del tiempo condenado a revivir estos trágicos eventos una y otra vez. Otros creen que se trata simplemente de una serie de coincidencias extraordinarias que desafían toda lógica.
Independientemente de las interpretaciones que se le den a estos hechos, la historia de los naufragios de los barcos con un único superviviente llamado Hugh Williams sigue siendo un enigma fascinante que perdura en la memoria colectiva. Estos eventos nos recuerdan la fragilidad de la vida humana frente a los caprichos del destino, y nos invitan a reflexionar sobre el misterio y la incertidumbre que rodean nuestras existencias.
Los hundimientos de los barcos en el estrecho de Menay y la presencia recurrente de un único superviviente de nombre Hugh Williams son un recordatorio de que la historia está llena de enigmas sin resolver, que desafían nuestra comprensión y nos invitan a explorar las profundidades de lo desconocido.
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