Durante tres años, la propaganda rusa ha intentado desacreditar al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reduciéndolo a la mera figura de un "comediante" o "payaso," implícitamente sugiriendo que su pasado en el entretenimiento lo incapacita para el liderazgo. No obstante, esta táctica ignora la rica tradición de figuras cómicas como Charles Chaplin, Cantinflas, y el Chavo del 8 y muchos otros, quienes, a través de su arte, han proporcionado alegría y consuelo a vastas audiencias, un contraste marcado con la trayectoria de numerosos políticos solemnes responsables de dolor, muerte y destrucción.
La reciente y sorprendente convergencia entre los presidentes Putin y Trump ha generado una ola de sátira e ironía por parte de los humoristas gráficos estadounidenses, quienes parecen advertir sobre el peligro de subestimar el poder de aquellos con habilidades en el arte del humor, pues, aunque éste no gane guerras, sí puede librar batallas cruciales en la opinión pública.