Este es un reconocimiento a esta noble técnica que, si bien es la base en la mayoría de las obras artísticas que compartimos ya sean tradicionales o digitales, es una técnica que siempre ha estado considerada como el hermano pequeño del grueso de las artes, un puesto tal vez algo injusto y que no se corresponde con el sentimiento y la capacidad de expresión que genera.
El trabajo de Amahi Mori, como ya hemos comentado, se centra en dos puntos claves: la belleza femenina y la naturaleza. La primera se basa sobre todo en el la expresión corporal, ya que aunque podemos ver el rostro de muchos de sus personajes de forma parcial o recubiertos por flores y mariposas, Amahi centra sus dibujos en el cuerpo, en el movimiento y la forma, así como en las manos, posiblemente una de las partes más difíciles de dibujar. Por otro lado la naturaleza está presente tanto de forma individual en flores, troncos de árbol y mariposas, como acompañando sus personajes femeninos. Amahi cuenta que eligió el lápiz para poder expresar la suavidad de la piel humana.
Sensualidad y sensibilidad van implícitas en sus dibujos, Los cuerpos se muestran desnudos excepto por la presencia de los elementos de la naturaleza que ya hemos citado, excluyendo totalmente la presencia de elementos artificiales. Amahi utiliza en exclusiva el blanco y negro y una gran variedad de escalas de grises con diferentes opacidades, quiere que el espectador sienta los colores a través de dichas variedades de tonos grises conseguidos con el lápiz y algunas acuarelas, la brillantez de la piel, las luces y las sombras de las flores y la variedad de colores en dichas escalas de grises. Luz y sombras se convierten así en el hilo conductor de su obra.
En cuanto a la técnica sus dibujos hiperrealistas con toques surrealistas son casi perfectos, con un gran nivel de detalle y una excelente combinación de poses que imprimen vida y movimiento a sus personajes femeninos. Talento y belleza a partes iguales dan como resultado una obra que inunda los sentidos, que comunica sentimientos y sensaciones diversas, ocupando todo el espacio sensorial. Amahi nos envuelve con delicadeza en sus escalas de grises para dar color al conjunto sin necesidad de artificios.
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