sábado, 6 de mayo de 2023

Una historia de amor: Eloísa y Abelardo

 


La bella Eloísa (1101-1164) fue una mujer realmente singular, entre otras razones, porque llegó a cursar estudios de medicina y filosofía en un tiempo en que prácticamente ninguna mujer lo hacía. Su tío, el canónigo Fulberto, con quien vivía, contrató al filósofo y teólogo Pierre Berenguer (1080?-1142), más conocido con el seudónimo de Abelardo, a la sazón profesor en la universidad de París, para que adiestrara a su sobrina en dichos saberes.


Por entonces, Eloísa tenía 16 años y Abelardo, 38, y entre ambos surgió un apasionado amor. Fruto de él, la inteligente y bella pupila quedó embarazada. En tal tesitura, Abelardo simuló su rapto y la envió a Bretaña, a casa de una hermana suya, donde Eloísa dio a luz a un niño, al que, por cierto, impusieron el curioso nombre de Astrolabio. 
Ante las reclamaciones de Fulberto, Abelardo accedió a casarse con la joven siempre que la ceremonia se celebrara en secreto y su matrimonio no fuera nunca desvelado; pero la propia Eloísa rechazó la proposición para no perjudicar con el posible escándalo la reputación y la carrera de su amado. Pese a ello, finalmente se casaron. A pesar del pacto, Fulberto hizo pública la noticia y Abelardo envió a su esposa a la abadía de Argenteuil para reducir los efectos del escándalo. Más creyendo el iracundo Fulberto que lo que realmente intentaba Abelardo era deshacerse de su esposa, contrató a unos sicarios que irrumpieron en la casa del filósofo y, siguiendo las instrucciones del canónigo, lo castraron. Desolada con tan triste noticia, permanecería el resto de su vida convertida en una sabia y apacible abadesa, pero sin olvidar nunca su imperecedero amor por el mermado filósofo. 
Este volvió tras un tiempo a recibir permiso para dar clases y fundó en la región de Champagne la famosa escuela de filosofía del Paráclito, actividad con la que poco a poco fue olvidando a Eloísa. Sin embargo, sus ideas, avanzadas a ojos de la ortodoxia católica, le hicieron caer otra vez en desgracia, tras ser sucesivamente condenadas en el Sínodo de Soissons (1121) y en el Concilio de Sens (1141), acabando sus días como simple monje en un convento, escribiendo libros de teología y su famosa autobiografía, Historia de las desventuras de Abelardo. Eloísa, que le sobrevivió veintidós años, murió, aún enamorada, en su retiro bretón, siendo enterrada, por fin, junto a su amado.

La historia en el arte


Primera representación de Eloísa,
junto a Abelardo, ilustración de una edición del siglo xiv del Roman de la Rose :
« Así la joven dama le hacía
comprender bien, le instruía bien
sobre el buen amante y la buena amante,
y por qué razones ella le ordena
evitar casarse con ella »1​·


Los amores de Eloísa y Abelardo de Jean Vignaud (1819).


Abelardo y su alumna Eloísa pintados por E. B. Leighton en 1882
en un claustro anacrónico. Eloísa lleva una cotte hardie, ropa muy ajustada para no esconder su feminidad típica de la corte merovincia25​ Para las hijas de Carlomagno, era una manera de mostrar la superioridad de su belleza y fecundidad de jóvenes princesas, sobre las viejas reinas, marcando fuertemente su cintura.


Los adiós de Eloísa a Abelardo, óleo sobre tela expuesto en el Museo del Hermitage, pintado en 1780 por Angelica Kauffmann para ilustrar la edición de Alexander Pope.


Eloísa abrazando la vida monástica pintado en 1812 por Jean-Antoine Laurent.


Eloísa imaginada por Jean-Baptiste Mallet​ en una abadía del Paraclet con decoraciones que mezclan varios siglos.​ En realidad, la abadesa era una mujer de más de cuarenta años.


Moneda de los enamorados Pedro Abelardo y Eloisa y su trágico final.

“Y una noche, mientras dormía en la secreta alcoba de mi albergue, habiendo antes sobornado a uno de mis sirvientes con dinero me castigaron con cruelísima y vergonzosísima venganza que recibió el mundo con estupor:me amputaron aquellas partes de mi cuerpo con las que yo había cometido lo que ellos lloraban.”



Lugares emblemáticos: la tumba de Abelardo y Eloísa.

La tumba de Abelardo y Eloísa es uno de los sitios más románticos del mundo, por la historia de amor que encierra. Los dos personajes fueron verdaderos revolucionarios para su época y por eso su relación se convirtió en leyenda.

El cementerio Père Lachaise en París es  el más grande de Francia y se abrió en 1804. Es famoso porque alberga más de 70.000 tumbas, muchas de personajes célebres del arte, la política, la historia y la literatura, como Abelardo y Eloísa.

En este emblemático lugar se encuentra la famosa tumba de Abelardo y Eloísa siendo un rincón más que especial porque evoca una historia de amor como pocas.

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