domingo, 5 de noviembre de 2023

La Chiva


La revista La Chiva, que se publicó entre 1968 y 1970, representa un cambio en el humor gráfico chileno. En el Chile de la década del sesenta a los obreros, oficinistas y campesinos se les suma el poblador como un actor popular urbano relevante. En ese contexto el barrio pasa a ser un personaje colectivo.


Los pobladores más representativos de Lo Chamullo son Pancho Moya, "cesante de profesión, mal que le pese. De vez en cuando es gásfiter, estucador, carpintero, electricista, pintor, hambriento y descontento." Don Paello, el almacenero, es un español republicano que llegó a bordo del Winnipeg gracias a la intervención de Pablo Neruda. Las Tres Marías, trío de viejas peladoras; "son como la CIA: se meten en todo". 
Los hermanos del Villar (así: con falta de ortografía) son el Fantomas y el Spectre. Para saber más de ellos es mejor buscar en los antecedentes policiales. El Mozambique es un garzón titulado que trabaja en el bar de don Pantruco. "En este lugar es donde mejor se come en Lo Chamullo. Mejor dicho, es el único lugar donde se come. Cuando se come." Y muchos más, contando al junior Artemio a quien La Chiva le publica su primer libro recopilatorio. 
En Lo Chamullo viven los pobres de la ciudad. Alegres y dignos, críticos y cómicos. La Chiva marca un aporte generacional sesentero y una visión nueva de enfrentar los temas sociales, un aire fresco que, sin embargo, debió enfrentar los mismos problemas que tuvieron iniciativas autónomas anteriores. "Las únicas distribuidoras que existían eran Zig-Zag y Lord Cochrane –testimonia Alberto Vivanco-. Ambas solo comercializaban sus propios productos y se negaban a distribuir a los editores independientes, por el egoísmo de no tener competencia que amenazara sus propios productos." La empresa de papel era una revista atendida por sus propios dueños, autogestionada, para lo cual alguno debió vender su citroneta para financiarla. El primer número se pudo imprimir –agrega Alberto- gracias al dinero que le pasó la editorial Lord Cochrane a modo de indemnización por haberse quedado con su revista Ritmo, Gato Yo-Yo incluido. "Los problemas –agrega- empezaron cuando se acabó ese fondo y no encontramos el camino eficiente de la distribución". En este plano, Hervi recuerda la contribución de Jorge Varas, el Varilla, quien "se descrestó ilustrando con grabados en linóleo para ahorrarnos plata de los costosos clichés. En cierta etapa –nos cuenta Hervi- hacíamos una tira de Lo Chamullo en el diario Ultima Hora, a bajo precio, cuando el director era José Toha, con el compromiso de que nos dieran el cliché para republicarlo en la revista. Y escribíamos mucho, ya que la tipografía era más barata que los clichés." La buena presentación era una reivindicación de los mismos personajes, que llegan a hacer una huelga por una portada de mejor papel. Al siguiente número la tapa se imprimió en couché brillante. Por poco tiempo. Recordando a su hermano, Alberto Vivanco destaca que Pepe Huinca -además de dibujar- "se interesó por imprimir la revista, desarrollando el oficio de imprentero que lo acompañó para siempre". Además de Alberto Vivanco y su hermano Jorge (Pepe Huinca), en la revista dibujan Hernán Vidal (Hervi) y José Palomo. Desde el primer momento colaboran también Eduardo de la Barra (quien firmaba Jecho en la revista Punto Final). 
Al nacer la publicación recibió el saludo de los mayores, entre ellos Pepo y Nato. Este último incluso les hizo especialmente la tira "Insolentito por Natito". Esporádicamente publicaron en sus páginas Osvaldo Salas (Don Inocencio), Themo Lobos, Ponka, Néstor Espinoza, Ric (Ricardo González)… generalmente ad honorem.

Texto Jorge Montealegre Iturra ( ERGOCOMICS)






























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