Un simpático vídeo argentino a propósito de la película "No miren arriba"
¿Quién es Guille Aquino?
Un fenómeno en las redes sociales, una mirada corrosiva y mil chistes que interpelan la realidad. “Quiero ser actor cómico, hacer cosas graciosas”, se dice a sí mismo Guille Aquino, que es actor cómico y hace cosas graciosas. A sus 37 años, el comediante argentino se confiesa fanático de Los Simpson y Seinfeld y proyecta sus sueños sobre la esfinge de Woody Allen: “Siempre fue un norte para mí, me gusta lo que hace el chabón. Yo quería hacer eso: escribir, dirigir y protagonizar mis películas”.
Con una niñez anclada en la zona norte de Buenos Aires, Aquino vive hace diez años en el barrio Villa Crespo, en Capital Federal. “Desde chiquito siempre hice talleres de teatro”, reconoce. Y bromea: “Le pedía a mi vieja que me llevara a todos los castings de Canal 9. A esta altura, podría haber sido un Nicolás Cabré deforme”. Además, de pibe se la pasaba dibujando historietas, hasta que un profesor le dijo: “Vas a ser un muy buen guionista de comedia”. (Seguir leyendo).
Según el diario El País, de España, estos son los argumentos a favor y en contra de la película
A favor
Hay coincidencia en que el elenco está lleno de estrellas de cine y eso siempre aporta. Acá están nada menos que cuatro ganadores de Oscar (DiCaprio, Lawrence, Streep,Blanchett) y dos estrellas (Perry, Hill) que se prestan al juego. El villano mayor es una suerte de Ellon Musk interpretado por Mark Rylance.
Streep hace de su versión de Donald Trump, uno de sus enemigos favoritos. Y esa identificación con un “villano” reciente es uno de los argumentos a favor. Está en sintonía con la aspiración bienpensante del mundo.
Puede estar hablando, además, de una pandemia, el cambio climático o cualquier cosa que altere, de una vez y para siempre, la vida en este barrio.
Es, además, bastante crítica con respecto al pasivo papel de la ciudadanía: es tan despreciable el que lanza la fake news como el que la recibe pasivamente. Eso no está mal.
En contra
McKay va por el maniqueísmo, un recurso habitual en la sátira que busca, más que risa, complicidad y eso impide profundidades. Tampoco es tan graciosa.
Y hay mucha información acumulada en una película que, por momentos, no se decide de tono, lo que no suele estar bueno. El final conservador es una evidencia irrefutable de eso.
Y aunque la sátira política necesita identificar a sus malos con personas reales, ya se han hecho todas las bromas posibles sobre Trump y lo tonto que nos hemos puesto.
Conclusión (Si es posible)
A juzgar por las redes sociales y las charlas de salón, lo más difícil es saber si está buena o no.
Precisemos: no es la mejor película de McKay (eso está entre Hermanastros y El vicepresidente) quien suele tener buenas ideas y estrellas pero la combinación nunca es del todo sabrosa. Tampoco es tan buena como otras sátiras, Poder que mata o Mentiras que matan, por ejemplo, pero quizás sea el nivel de hondura que se lleva ahora.
Y si cinematográficamente es de vuelo rasante, por lo menos genera debate y podría creerse que en sus facilismos hay una necesidad urgente de despabilarnos a la fuerza. Y eso es lo que muchos andan necesitando. En ese sentido, más allá de reparos, es bienvenida pero podría ser un poco mejor, la verdad.
Prefiero lo de Guille Aquino sobre la publicidad española, tal vez porque entiendo el estilo, me gusta la parodia a lo políticamente correcto, el discurso que circula por los medios.
ResponderEliminarUn argumento más a favor de la película, la participación de Clara Kovaci, la Scream Queen argentina.