Ya había comentado sobre esa inclinación casi obsesiva de pintar sábanas, frazadas o cubrecamas, pero en este caso (arriba) se justifica -creo yo- totalmente. Los pliegues de la sábana están de acuerdo con la dirección del pelo, la pierna, la espalda, incluso, del busto generando una curva similar. En esta pintura, lo que suele ser secundario en importancia pasa a ser primario.
Un artista de influencia y reconocimiento
Douglas Hofmann, nacido en Baltimore, Maryland, en 1945, ha sido una figura prominente en el mundo del arte contemporáneo. Su formación artística comenzó tras finalizar la escuela secundaria en el Maryland Institute of Art, donde durante su primer año, se cruzó con Joseph Sheppard, un mentor crucial que tendría un impacto significativo en su carrera. Bajo la guía de Sheppard, Hofmann se sumergió en el estudio de la anatomía, el dibujo y la pintura de modelos, disciplinas que le eran completamente nuevas en ese momento.
Uno de los descubrimientos más importantes para Hofmann durante su formación fue el método Maroger, que permite a los artistas trabajar con capas delgadas de pintura utilizando técnicas similares a las de los Viejos Maestros. Esta técnica no solo enriqueció su habilidad técnica, sino que también alimentó su creciente interés por conocer y emular a los grandes maestros del pasado. Fieles a su admiración por Johannes Vermeer, Hofmann comenzó a pintar escenas de su hogar y estudio, utilizando a su esposa e hijos como modelos. Con el tiempo, su repertorio se expandió para incluir memorables desnudos y obras dedicadas al ballet, aunque sorprendentemente, una constante en su obra ha sido la representación de la figura femenina, que domina sus paneles y grabados.
La trayectoria de Hofmann ha estado marcada por su presencia en galerías y museos de prestigio en todas las principales ciudades de Estados Unidos, así como en Japón. Su dedicación y talento le han valido múltiples galardones, entre ellos el primer premio en el Peale Museum de Baltimore en 1970 y el reconocimiento a la “Mejor Pintura en el Método Tradicional” en el Baltimore Museum en 1971. Además, su obra ha sido aclamada con premios como “Mejor en Exhibición” en el Washington County Museum en 1972 y en el Center Club de Baltimore en 1973 y 1978. En 1988, recibió un Certificado de Mérito por su pintado El Secreto en la onceava Exhibición Jurada de No Miembros del Salmagundi Club.
La obra de Douglas Hofmann refleja una evolución continua, inspirada por el legado de los Viejos Maestros y marcada por su destreza técnica y su habilidad para capturar la esencia de la figura femenina. Su influencia y reconocimiento en el mundo del arte son testimonio de su dedicación y pasión, entrelazados en cada uno de sus trabajos. A través de su arte, Hofmann no solo ha dejado una marca indeleble en el panorama contemporáneo, sino que también ha enriquecido la tradición pictórica que tan profundamente respeta y emula.
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