martes, 30 de agosto de 2022

30 de agosto de 1821: Es apresado José Miguel Carrera


José Miguel Carrera (1785-1821)

El 30 de agosto de 1821, en Punta del Médano (Argentina), es apresado el militar chileno José Miguel Carrera por las fuerzas del coronel argentino José Albino Gutiérrez.



La batalla de Punta del Médano fue un enfrentamiento ocurrido el 30 de agosto de 1821 en un lugar conocido como Punta del Médano, ubicado en la provincia de San Juan, Argentina. En él se enfrentaron las fuerzas del general José Miguel Carrera, que pretendían llegar a Chile a través de la provincia, y las del comandante José Albino Gutiérrez, las cuales tenían el fin de defender el territorio cuyano.
En Punta del Médano cayeron prisioneros, además de Carrera,  José Gregorio Giménez, Lucas Adaro, Pedro Lucero, Lorenzo Rivero, Rufino Poblet y Domingo Méndez, enemigos del gobernador Ortiz y aliados del invasor extranjero.  Debían ser juzgados y condenados por las autoridades de San Luis, cosa que no ocurrió porque el gobierno de Mendoza con un loable sentimiento humanitario prefirió mantenerlos bajo su custodia hasta abril de 1822, subscribiendo en esa época un convenio con el gobierno de San Luis en el que se comprometía “del modo más sagrado a responder de cualquier otra invasión que se pueda intentar contra el de San Luis”.
Carrera también fue trasladado a Mendoza donde se lo sometió a un rápido proceso que concluyó con su condena a sufrir la pena capital.  Cuando llegó el momento de la ejecución afrontó su destino con entereza y altivez, cayendo abatido por la descarga del pelotón de fusilamiento en el lugar en que habían corrido la misma suerte tres años antes sus hermanos Luis y Juan José, que como él eran enemigos acérrimos de O’Higgins.

Los tres hermanos Carreras fueron acusados por los crímenes cometidos en el territorio argentino, actuando como juez de la causa el doctor Bernardo Monteagudo, célebre por su adusto y apasionado criterio.  El pidió la pena de muerte para los reos haciendo alarde de una tremenda severidad, y las sentencias se cumplieron sin que San Martín pudiera evitarlo, circunstancia que reconoció José Miguel exclamando: “Si San Martín estuviera aquí me salvaría como quiso salvar a mis hermanos”.

Así fue como terminaron las sombrías y tenaces ambiciones del caudillo chileno, dejando de su paso por San Luis la prueba de su rencor y saña subrayada con el holocausto de las víctimas de la Ensenada de las Pulgas, doloroso recuerdo legado a las generaciones puntanas como un alto ejemplo de dignidad ciudadana y patriótica virtud.

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