jueves, 6 de junio de 2024

David Ligare: Luz del atardecer

Es poco habitual ver pinturas de desnudos masculinos y este es un magnífico ejemplo.

David Ligare (1954) es un excelente artista nacido en Estados Unidos. Les dejo el enlace de su web para que miren su obra. Muy, pero muy fina.

Podría haber nacido en Italia hace muchos siglos

“Saber algo no es lo mismo que saberlo todo. Platón ridiculiza a la persona que dice tener todo el conocimiento, pero venera al que lo busca“, dice David Ligare.
Grandes templos del arte como el MoMa de Nueva York, el museo Thyssen o la galería Uffizi de Florencia atesoran sus cuadros.
Pertenece a una especie de artistas que no están de moda: reflexivo y pausado en sus declaraciones, admirador de las teorías de Pitágoras y la filosofía de Platón, estudioso de la percepción humana de la realidad…
La luz azulada del mar, el vino, la fruta, la ropa blanca. Todo resulta conocido y reconfortante en sus óleos.
Las pinturas son mediterráneas en el mejor sentido: por favor, olviden por un momento que el mar Mediterráneo es ya un caldo al borde de la esterilidad y el no-retorno. Acuérdense de lo que representa, de la historia que contiene, de cómo son los países que hay a su alrededor, de los cítricos, de la música, del oleaje pausado.
Descubro con sorpresa que es del Medio Oeste americano. Aunque ahora vive en la costa californiana, nunca diría que las escenas de sus óleos se desarrollan allí. Eso sería un robo de identidad. Prefiero pensar que es un artista reencarnado en otro artista.
Dibuja paisajes de quietud y ruinas romanas, se atreve con temas mitológicos de la Grecia Clásica y no tiene reparos en hacer  bodegones.
Su libertad artística pasa por encima de las modas y las supuestas originalidades: “Las expresiones personales  y el estilo son importantes para un artista, pero siempre me interesó más cómo vemos -lo que llamo análisis de la percepción– y los significados potenciales que tienen los objetos que dibujo”.
Considera la luz del Sol el pilar de su obra y se confiesa admirador de las “horas doradas del atardecer”.
En sus bodegones los fondos no son oscuros ni neutros, sino que invita a la luz solar a colarse en los objetos que retrata: “El Sol Siempre ha sido símbolo del conocimiento radical. En su famosa alegoría de la caverna, Platón lo llama ‘el guardián de todo en el mundo visible’. La luz eléctrica o la que entra por la ventana, tiene un aspecto condicional. La del Sol es específica”. (Fuente)







Se sienta en una silla junto al mar, con los hombros redondeados, no lo suficiente como para desplomarse, sino relajados, los brazos suaves y las manos en un suave apretón. Ella es joven, es deslumbrante, es a la vez simple y compleja. Su mirada sugiere que está pensando más que viendo o, quizás, esperando.

Es tan real como la joven que posó para el cuadro y tan imaginada como Penélope en La Odisea de Homero, cuya paciencia y lealtad aseguraron la fidelidad a Odiseo en su ausencia.

Estudiar una pintura del clasicista californiano David Ligare es como tomar una clase magistral de bellas artes, junto con una lección de historia y mitología griega y romana. Ligare completó "Penélope", como tituló el óleo sobre lienzo de 40 por 48 pulgadas, en 1980. Sin embargo, como él dice, a pesar de una "cantidad impactante" de pinturas de bellas artes que ha hecho desde entonces, ella todavía es, dice, la mejor pintura que ha hecho. (Fuente)






El artista



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