jueves, 15 de agosto de 2024

Las pinturas más hermosas de la Virgen y el Niño de William B. Bouguereau



Este fue un pintor tan amado como odiado en el siglo XIX Condenado durante años como el enemigo de todas las ideas progresistas, recuperó en el último tercio del siglo XX cierto prestigio, respaldado por la edición lujosa de su obra, Internet y los altos precios alcanzados en las subastas.
Pintó muchos temas. Para esta ocasión hemos seleccionado lo mejor de su obra religiosa, preferentemente relacionada con la Virgen y el Niño.


William Adolphe Bouguereau  (1825–1905) fue un retratista de tipo fotográfico, hermosas obras religiosas y desnudos tímidamente eróticos. 
Bouguereau es un perfecto prototipo del dominio de las técnicas pictóricas academicistas. Pintor de indudables dotes e influencia social, fue uno de los más hábiles artistas de su época a la hora de pintar lo que el burgués quería mirar: mujeres hermosas, tiernas adolescentes, niñas pobres encantadoras y muy limpias.
Beligerante en un comienzo y soberbio desde sus primeros éxitos oficiales —según relatan sus biógrafos—, Bouguereau fue un enemigo temible y despiadado con todo aquel que no viese y reconociese su esfuerzo artístico. 






Hoy en día todo el mundo conoce a Monet, Degas, Renoir... las grandes figuras del impresionismo, universalmente reconocidos como grandes maestros de la pintura. Pero es mucho más difícil encontrar a alguien que conozca a William Bouguereau, con quien convivieron a finales del siglo XIX. Sin embargo en aquella época este último era quien gozaba de fama mundial, ganador dos veces del Premio de Roma, profesor de la Escuela de Bellas Artes de París, presidente de la Asociación de Artistas Franceses, condecorado con la Legión de Honor... sus cuadros eran muy demandados en Europa y Estados Unidos, se le consideraba el máximo representante del academicismo y el mejor pintor francés del siglo. Su estilo chocó frontalmente con el de impresionistas y modernistas, quienes llegaron a acuñar el término bougueresco empleado de forma peyorativa para describir una obra de arte vacía y artificial. En vida su gloria se mantuvo intacta pero con la llegada del siglo XX se generalizó esa visión negativa de sus pinturas que le acabó condenando al ostracismo y al olvido. Solamente en los últimos años se está empezando a recuperar su figura y su producción artística.




Como buen academicista, sus obras estaban marcadas por la tradición clásica de composiciones equilibradas, predominio del dibujo, idealización de las figuras humanas y armonía entre los colores. Su trabajo fue siempre concienzudo, realizando minuciosos bocetos para cada uno de sus lienzos, dando mayor importancia al dibujo, en el que era un virtuoso, que al color. Uno de los aspectos que incluso la crítica tuvo que reconocer era la perfección técnica de su pincelada, cuidada al máximo detalle, hasta el punto que ni si quiera se notaba sobre la tela, dando a sus cuadros un fuerte aspecto fotográfico. Famosos son sus cuerpos desnudos, donde la piel tiene una blancura irreal casi translúcida, en la que se puede apreciar las venas azuladas. Sus temas favoritos fueron los mitológicos, especialmente de contenido amoroso, pero sobretodo pintó escenas idílicas de campesinos, protagonizadas por niños o jóvenes en actitudes cotidianas, con un tono amable y melancólico, que fueron muy demandadas. También realizó numerosos retratos y pintura religiosa. De estas últimas, he realizado la siguiente selección con el tema de la Virgen y el Niño. Todas muy bellas.









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