lunes, 18 de septiembre de 2023

Paul Laurenzi: sensualidad, erotismo y un poco más

 

Paul Laurenzi es un pintor nacido en 1964 en Antibes, en la Costa Azul, Francia. Fue después de varias pequeñas intervenciones en el mundo de la publicidad y en libros infantiles que Paul se unirá a una asociación de pintura con base en el sur de Francia. Esto le permite participar en varias exposiciones locales y simpatizar con su presidente, un artista profesional que le anima a presentar sus obras en una galería de Marsella. Su primera exposición “oficial”, al lado de las obras de Bernard Buffet, tiene lugar entonces, en 1987.


A pesar de contar con una gran variedad y cantidad de magníficas pinturas, Laurenzi no tiene web, ni red social, ni blog donde mostrarlas, aunque con una simple ojeada en Internet encontraremos innumerables sitios donde sus obras se muestran en todo su esplendor.
Paul Laurenzi es un pintor autodidacta que creció admirando los cuerpos reflejados en los cómics de Marvel en su aspecto más “Pop Art”, que descubrió a Boris Vian y Buckowski de los que, además del poder de evocación creativa de su literatura, extrajo la parte erotizante de sus mujeres, protagonistas absolutas de sus escritos. Antes de que sus obras formaran parte de diferentes galerías, Laurenzi había explorado el mundo de la fantasía heroica con sus acuarelas y entre sus artistas favoritos destacan Frazzetta, Giger, Serpieri o Manara. Más tarde, su evolución natural le llevaría lejos de ese universo fantástico a uno más real, el hiperrealismo.
La obra de Paul Laurenzi destila por todas partes sensualidad y erotismo, pero su enfoque del modelo femenino se aleja de los cánones de la vida moderna para centrarse más en universos de artistas como Toulouse-Lautrec, Manet, Klimt y Balthus que le inspiran fuertemente y le llevan a jugar con telas transparentes que dan a entender las curvas femeninas. Así, sus modelos desprenden una sensualidad suave y misteriosa, no exenta de una voluptuosa belleza inspirada en la mitología greco-romana a modo de lujuriosas diosas. Admira el trabajo de escultores como Rodin, Camille Claudel y Carpeaux y nunca se cansa de estas curvas de mármol blanco, pulido y brillante, que emergen de un basto bloque.



















El artista

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