sábado, 21 de septiembre de 2024

En este lado del mundo llegó la primavera


Las flores, por su belleza, su elegancia, sus colores y formas, evocan sentimientos y emociones que van desde el amor a la alegría y el agradecimiento. A veces, cuando queremos expresar a otra persona lo que sentimos, creemos o pensamos, bien sea amor, agradecimiento o alegría, usamos flores para comunicárselo.


En el arte de la pintura las flores siempre representaron el ideal de belleza. Concretamente es cuando el ser humano se reencuentra del modo más amable con la naturaleza.


La llegada de la primavera es un fenómeno que trasciende las meras estaciones del año; simboliza un renacer, un ciclo de renovación en la naturaleza y en la vida misma. Desde tiempos inmemoriales, la primavera ha sido un motivo de inspiración en diversas manifestaciones artísticas, especialmente en la pintura. Este periodo del año es caracterizado por el florecimiento de la flora, el retorno de los colores vibrantes y la reactivación de la fauna, elementos que han cautivado a artistas de todas las épocas.

En el arte de la pintura, la primavera se traduce en un festín visual que retrata la exuberancia de la vida. Los grandes maestros, desde los días de la Antigüedad hasta el Renacimiento y el Barroco, encontraron en esta estación un símbolo de esperanza y belleza. Obras como "Primavera" de Sandro Botticelli destacan por su celebración de la fertilidad y el amor, invitando al espectador a sumergirse en un mundo donde la naturaleza y lo humano se entrelazan de manera poética.
La primavera, además, ha servido como un lienzo para explorar temas existenciales y emocionales. La transformación que acompaña a esta estación invita a reflexionar sobre el paso del tiempo y las oportunidades de cambio. Esto es evidente en la manera en que los artistas han representado no solo la belleza externa de la naturaleza, sino también el resurgimiento y la metamorfosis del ser humano.
En conclusión, la primavera no solo marca un cambio en el clima, sino también en la expresión artística. En la pintura, simboliza la vitalidad, la esperanza y el renacer, convirtiéndose en un tema recurrente que invita a la contemplación sobre la conexión entre el ser humano y el entorno natural. La estación de primavera, por ende, es un recordatorio de la continua posibilidad de renovación y creación en nuestras vidas y en el arte.


Las flores y las plantas han estado presentes a lo largo de la Historia, sus colores vibrantes, su resiliencia y hermosura han inspirado a artistas de todas partes del mundo. 
Es por eso que en esta nueva entrada del blog, te contaré cómo estas musas han estado presentes a lo largo de la Historia del Arte.
La ilustración de flores y plantas ha tenido dos propósitos a lo largo de la Historia; ser un objeto decorativo o ser un medio para la identificación de especies; este propósito es lo que separa la ilustración floral de la ilustración botánica. A mi en lo personal, me encantan todas las Artes que tengan cómo inspiración las flores y plantas, es por eso que te contaré sobre diferentes artistas y cómo su trabajo se vincula con la naturaleza, abarcando la Ilustración Floral y Botánica.

Historia Antigua
Teofrasto (370–325 A.C) fue un filosofo y botánico griego, relacionado con Platón y Aristóteles, es considerado el “padre de la botánica” ya que realizo la primera clasificación sistemática de las plantas, en su tratado botánico “Historia Plantarum” en donde enumero alrededor de 500 especies.
Este tratado consiste en 9 libros, los cuales están dispuestos en un sistema en el que las plantas se clasifican según su modo de reproducción, su distribución, su hábito de crecimiento y de acuerdo a sus aplicaciones prácticas, tales como alimenticias y medicinales. Los tratados de Teofrasto constituyen la más importante contribución a la ciencia botánica de toda la Antigüedad hasta el Renacimiento.


 Los últimos en aprovechar al máximo la naturaleza fueron los impresionistas.

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¿Por qué me gusta pintar flores?

Pintar flores me resulta una actividad profundamente gratificante, ya que me permite conectar con la belleza y la diversidad de la naturaleza. A través de cada trazo, puedo explorar una amplia gama de colores y formas, lo que no solo estimula mi creatividad, sino que también me brinda una sensación de paz y contemplación. La delicadeza de cada pétalo y la complejidad de las composiciones florales invitan a una introspección que trasciende lo meramente estético; es una forma de manifestar emociones y expresar mi visión personal del mundo. Además, el proceso de capturar la esencia de las flores en un lienzo se convierte en una experiencia meditativa, que promueve la calma y el bienestar emocional. En definitiva, la pintura de flores es una manifestación artística que enriquece mi vida y alimenta mi espíritu.


"Modelo y flores", técnica mixta. 120 x 92 cm.

Copihues

 

El copihue es una flor silvestre originaria de los bosques húmedos del sur de Chile. La he pintado varias veces y hoy comparto con ustedes esta imagen porque además de ser una flor muy exclusiva tiene un origen de leyenda digno de su belleza.


La leyenda

Hace muchos años, cuando en Chile la tierra de Arauco era habitada por pehuenches y mapuches, vivía una hermosa princesa, llamada Hues, y un vigoroso príncipe pehuenche, cuyo nombre era Copih.
Pero, lamentablemente, sus tribus estaban enemistadas a muerte. El mayor de los problemas era que Copih y Hues se amaban y para verse sólo podían encontrarse en lugares secretos de la selva. Sin embargo, un día los padres de ambos se enteraron y se enfurecieron... y no se quedaron de brazos cruzados.
Copiñiel, el jefe de los pehuenches y padre de Copih, y Nahuel, jefe mapuche y padre de Hues, se fue cada uno por su lado hasta la laguna donde ambos enamorados se encontraban.
El padre de Hues, cuando vio a su hija abrazándose con el pehuenche, arrojó su lanza contra Copih y le atravesó el corazón. Tras esto, el príncipe pehuenche se hundió en las aguas de la laguna. El jefe Copiñiel no se quedó atrás e hizo lo mismo con la princesa, la que también desapareció en las aguas de la laguna.
Ambas tribus lloraron por mucho tiempo. Y cuando pasó un año, los pehuenches y mapuches se reunieron en la laguna para recordarlos. Llegaron de noche y durmieron en la orilla.
Al amanecer, vieron en el centro de la laguna un suceso inexplicable. Del fondo de las aguas surgían dos lanzas entrecruzadas. Una enredadera las enlazaba, y de ella colgaban dos grandes flores de forma alargada: una roja como la sangre y la otra blanca como la nieve.
Así, las tribus enemistadas comprendieron lo que sucedía. Se reconciliaron y decidieron llamar a la flor copihue, que es la unión de Copih y de Hues.

( Recopilación  del escritor Oscar Janó)


Calas

Margaritas

Margaritas





Pintura de Pepe Linares Molina. 
De entre los miles de desnudos que se siguen pintando, plantear este tema con una cuota de originalidad (y algo de humor) no es común. Este artista español asocia primavera y luz solar. Una flor puede nacer como nace un hijo o una mujer florece cuando está lista para dar vida. Lindo tema y bien pintado.


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